LA MUJER EN EL SIGLO XXI
Las necesidades sociales, la revolución industrial y la partida a la Primera Guerra Mundial de los hombres, que despobló las fábricas, dieron el primer empujón a la mujer para su introducción masiva en el mundo laboral. Sabemos que estas circunstancias, junto con la posibilidad de ser formada, son los pilares centrales sobre los que ha girado toda la liberación femenina.
Sin duda alguna uno de los mayores cambios del siglo XX ha sido la incursión de la mujer en la vida social, política, y económica, y su participación activa en todos estos ámbitos, cosa que antes le estaba negada. Aún así siguen existiendo peculiaridades que establecen claras diferencias entre géneros. La realidad es que sigue habiendo una gran asimetría en el tiempo dedicado a la casa y los hijos. Las políticas de conciliación laboral no han incidido aún de forma suficiente en nuestra forma de pensar, todavía las mujeres tienden a poner en un segundo plano sus ambiciones profesionales ante el nacimiento de sus hijos y son muchas las que abandonan de forma prolongada o definitiva su vida laboral para dedicarse a la familia.
Se podría decir que el modelo ideal de mujer ya incluye la faceta profesional, sin embargo esto se corresponde con lo "políticamente correcto", porque el día a día demuestra que sigue estando mal visto que una mujer anteponga sus funciones y ambiciones profesionales a las familiares. Las mujeres no sólo tienen dificultades para ocupar cargos importantes, sino que tienen más complicado ascender y sus salarios, en puestos de igual responsabilidad, son menores que los de sus compañeros varones. UGT sostiene, basándose en su informe anual, que las mujeres cobran un 26% menos que los hombres. Por ello, argumentan que tanto en España como en el resto de Europa queda pendiente las diferencias en las retribuciones salariales dependiendo del sexo.
Se podría decir que el modelo ideal de mujer ya incluye la faceta profesional, sin embargo esto se corresponde con lo "políticamente correcto", porque el día a día demuestra que sigue estando mal visto que una mujer anteponga sus funciones y ambiciones profesionales a las familiares. Las mujeres no sólo tienen dificultades para ocupar cargos importantes, sino que tienen más complicado ascender y sus salarios, en puestos de igual responsabilidad, son menores que los de sus compañeros varones. UGT sostiene, basándose en su informe anual, que las mujeres cobran un 26% menos que los hombres. Por ello, argumentan que tanto en España como en el resto de Europa queda pendiente las diferencias en las retribuciones salariales dependiendo del sexo.
¿Por qué se siente como egoísmo y no como libertad de elección? Muchas veces somos nosutras o nuestras decisiones las que nos excluyen. Muchas mujeres han demostrado que están capacitadas para el desarrollo de tareas de responsabilidad, pero esas tareas exigen amplios y continuos esfuerzos, que también se exigen a los hombres que desarrollan esa labor. Ello implica ciertas renuncias a nivel personal o familiar, asumir ciertos costes personales y ciertos cambios. La pregunta es, ¿Estamos dispuestas?
Una actitud machista es aquella que discrimina a la mujer, la menosprecia o la considera inferior al hombre, pero también hay machismo en otras actitudes disfrazadas de proteccionismo. Machistas inconscientes podríamos decir que de alguna manera, en algún momento y en alguna medida, somos todos, porque todos pasamos por un momento de menosprecio de lo femenino. Seguimos pensando en los sexos en lugar de en la capacidad de las personas. Atribuimos roles a cada sexo, en lugar de unirlos a capacidad. Lo importante es que alguien capacitado desempeñe la función, no importa si hombre o mujer.
La historia nos muestra a la mujer como mercancía, el papel de la mujer en los siglos pasados ha sido el de madre y esposa, pasando de la economía de los padres a la economía del marido. Muchos pasos han sido necesarios para que la mujer pasara de mujer objeto a mujer sujeto, haciendo posible pensar una mujer que se haga responsable de su deseo, de su capacidad de gozar, de amar, de producir.
La historia nos muestra a la mujer como mercancía, el papel de la mujer en los siglos pasados ha sido el de madre y esposa, pasando de la economía de los padres a la economía del marido. Muchos pasos han sido necesarios para que la mujer pasara de mujer objeto a mujer sujeto, haciendo posible pensar una mujer que se haga responsable de su deseo, de su capacidad de gozar, de amar, de producir.
Un cambio en nuestra sociedad sólo es posible si las mujeres están dispuestas a trabajar para modificarse, es decir, si están dispuestas a abandonar la aparente protección del silencio. No pienso una mujer explotada y sometida por el hombre, sino una mujer que en ocasiones está sometida a sus propios prejuicios. Y todos los humanos padecemos de los prejuicios históricos por lo que ha pasado la sociedad en su constitución hasta la actualidad.
Lo mismo ocurre en otros campos como el deportivo. No fué hasta 2008 cuando Edurne Pasabán se convirtió en la primera mujer en lograr coronar los diez 'ocho miles' (montañas con más de ocho mil metros de altura).En el ámbito empresarial, multinacionales como Telefónica esperaron hasta 2008 para contar con la primera mujer, Eva Castillo, en su Consejo de Administración.
El mundo de la cultura no es una excepción en cuanto a la discriminación de género se refiere. El Premio Nacional de Literatura no concedió un galardón a una escritora hasta 1978 , año en el que Carmen Martín Gaite recibió el preciado premio con su obra El cuarto de atrás.
Sara Padilla Cuerda
2º BACH B
BIBLIOGRAFIA
1 comentario:
no se que tiene que ver esto con la cultura de españa....
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