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domingo, 29 de enero de 2012

Alberto Sánchez Pérez


Alberto Sánchez Pérez, pintor y escultor español, nace en Toledo en 1895. Era el segundo hijo de una familia de seis hermanos. El padre Miguel Sánchez primeramente fue pastor, pero su verdadero oficio fue el de panadero y la madre sirvienta. En 1905-1907. Por la quiebra del negocio de la panadería, la familia se traslada a Madrid. Conoce a su amigo Jiménez dependiente de una farmacia, le enseña a leer y a escribir. Más tarde aprende el oficio de zapatero, aunque no conforme con su situación, intentó, sin éxito, ingresar en una Escuela. Comienza a manifestarse su vocación artística y entra como aprendiz en el taller del escultor-decorador José Estanys. Pero dejó el oficio muy pronto, convencido que, hacer vaciados en escayola, no era una tarea extraordinaria.

En 1910-1912. Ingresa en las Juventudes Socialistas, conoce a Francisco Mateos y se afirma su decisión de convertirse en artista. En 1915. Realiza un viaje a Lisboa en compañía de Mateos. Juntos, contemplan en Madrid una exposición con obras cubistas de María Blanchard y Diego Rivera, primera manifestación plástica de vanguardia acontecida en Madrid.
En 1917 Es destinado a la Guerra de Marruecos al Regimiento Mixto de Ingenieros de Melilla, descubrirá el poder inspirador del paisaje y la fuerza de su capacidad creadora. Como resultado de ello, tallará sus primeras esculturas, “una de moro y otra de mora”, esculpidas directamente en piedra.

En 1921-1923. Tras su regreso a Madrid, vuelve al trabajo de la panadería. La Escuela de Artes y Oficios le niega el acceso. Realiza murales políticos y pasa largas horas dibujando en el Gran Café de Oriente, en la Puerta de Atocha, donde traba una estrecha amistad con Rafael Barradas. Este encuentro constituye un hito fundamental en la vida de ambos artistas.
A partir de este momento, Alberto comienza a establecer contacto con los círculos intelectuales y artísticos madrileños. Realiza sus primeras ilustraciones para Alfar y Ronsel. Las primeras obras reflejan la estética y las tendencias de todos los escultores del momento, bajo la gran influencia de Picasso, y dentro de la estética cubista.

En 1926. Primera exposición individual en el ateneo madrileño (Dibujos y apuntes para esculturas). Por estas fechas, conoce al escultor canario Francisco Lasso en el Café de Oriente, manteniendo con él una relación maestro-discípulo. Ambos recorren los alrededores de Madrid, buscando motivos de inspiración en suburbios y campos. Será el periodo más prolífico en su producción artística. Destaca su inclusión en “La Escuela de Vallecas”, junto a Benjamín Palencia, como respuesta al anacronismo de la expresión que en el país se imponía, ya que muchos de los autores renovadores, habían abandonado el país, instalándose en París.

En 1927. Es en este momento cuando abandona el cubismo y se inicia en el surrealismo, llegando a desarrollar un estilo muy original y personal que le convierte en uno de los principales exponentes de la llamada escultura organicista. En 1930. La mayor actividad del artista es la dedicada a la docencia, tarea a la que se dedicará toda su vida. En esta época también colaboró con la compañía teatral " La Barraca ", diseñando figurines y decorados. Alberto participa en el Concurso Nacional de Escultura con el "Monumento a los niños".
En 1936. Contrae matrimonio con Clara Sancha, la que será su compañera el resto de su vida y la Guerra Civil le sorprende en El Escorial. Combate en el frente de Peguerinos y su familia marcha a Valencia.

En 1937. Nace su primer hijo Alcaén. Colabora en labores de propaganda y en las revistas Hora de España y El mono azul. Realiza los decorados para "Numancia" y para "El triunfo de las Germanías". Por iniciativa de Luis Lacasa y Josep Renau marcha a París para participar en el Pabellón de la Exposición Internacional. Allí realiza el monolito de 11 metros situado de la entrada del Pabellón ("El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella").
En 1938. En septiembre abandona España como profesor de los niños españoles que van a refugiarse en la URSS. Entre 1946-1956. Comienza a pintar paisajes, bodegones y retratos mediante una figuración llena de ingenuismo sombrío y melancólico.

En 1956 reemprende su actividad como escultor, que no abandonará hasta el final de sus días y que tendrá como fruto casi medio centenar de piezas importantes “Pájaro bebiendo agua”, “Perdiz del Cáucaso”, “La mujer de la estrella”, “Toro ibérico” son piezas más estilizadas y líricas. En 1959 expone su obra escenográfica en el local de la Unión de Pintores, Escultores y Escenógrafos de Moscú. En Rusia vuelve a entregarse con entusiasmo a la escultura, realizando una serie de obras que se pueden inscribir en una línea entre el surrealismo y la abstracción lírica. Muere en octubre de 1962 en la ciudad Rusa de Moscú. Es enterrado en el cementerio de Viedenskoye.


Trayectoria artística y mejores obras

Durante la etapa de 1917-1920 cumple servicio militar en Melilla. Realiza sus primeras esculturas y expone algunas de estas obras en una tienda de campaña del Regimiento. Tras su regreso a Madrid, vuelve al trabajo de la panadería. La Escuela de Artes y Oficios le niega el acceso. Realiza murales políticos y pasa largas horas dibujando en el Gran Café de Oriente, en la Puerta de Atocha, donde estrecha amistad con Rafael Barradas.




Participa en la Exposición de la Sociedad de Artistas Ibéricos con nueve esculturas y varios dibujos. Con ello se da a conocer como artista de vanguardia. Intelectuales y artistas postulan para que se le conceda una ayuda que le permita dedicarse plenamente a la escultura. La Diputación toledana le concede una beca que le será renovada durante los tres años siguientes. Tras la diáspora de artistas de vanguardia que se produce después de los Ibéricos se queda relativamente aislado en Madrid.

Boceto,Toros Ibéricos

Toros Ibéricos























Realiza en 1926 primera exposición individual en el Ateneo madrileño (Dibujos y apuntes para esculturas). Por estas fechas, conoce al escultor canario Francisco Lasso en el Café de Oriente, manteniendo con él una relación maestro-discípulo. En 1930 fue autor de una serie de esculturas, de las cuales, las más importantes son: “Maternidad”, que se encuentra en el museo Reina Sofía y la “Silueta de Mujer Castellana” .En esta etapa ven la luz sus realizaciones más cuajadas, tan enraizadas en el paisaje y la tradición castellanos del lenguaje plástico de la vanguardia europea.

Maternidad

Silueta de Mujer Castellana





















En junio de 1931, Alberto y Palencia exponen juntos en el Ateneo madrileño, en lo que representa la primera manifestación plástica documentada de la estética de Vallecas (Alberto presenta dibujos y proyectos escultóricos). En octubre, Alberto vuelve a exponer en solitario en la misma sala sus "esculturas populares", obras que ya reflejan bastantes aspectos de la mencionada estética.


Figura para un Monumento

Dos figuras de animales

















Lema Silencio



Árboles que parecés
Formas en el Silencio




















En 1937 una de sus obras presidio la Exposición Internacional de 1937 en París,Francia. Esta obra de nombre: El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella,permanece en el museo Reina de Sofía.














Este monolito de yeso es la maqueta original realizada por Alberto Sánchez en París para el gran tótem que iba a presidir la entrada del Pabellón español en la Exposición Internacional de 1937. Su valor se debe tanto a su belleza artística como al hecho de que la obra original desapareciera al ser trasladada a España cuando finalizó la Exposición. La escultura definitiva, montada sobre la base de una piedra de molino y un mástil de hierro, era un vaciado de cemento armado, que fue recubierto con alquitrán y decorado con unas incisiones abiertas con un punzón por el propio artista subiéndose a un andamio.
El monolito estaba coronado por una estrella y una paloma, de color rojo, que no se conservan en la maqueta. En total 12 metros y medio de altura para recibir a los visitantes.

El propio artista describe así su proceso creativo: “Me di a la creación de formas escultóricas, como signos que descubrieran un nuevo sentido de las artes plásticas. Me dediqué a dibujar con pasión, de la mañana a la noche... Estos dibujos que mostraba y que nadie entendía porque los veía fragmentados, para mí estaba claro que eran trozos de caballos, de mujeres, de animales mezclados con montes, campos, trozos de maquinaria. Eso me llevó a la conclusión de que todo lo que pudiera hacer yo en forma plástica existía ya... Procuré hacer una escultura más sencilla. Y ya no tuve inconveniente alguno en ir a buscar estas formas al campo, formas que encontraba muchísimas veces dibujadas por el hombre cuando labraba la tierra. En realidad, yo no hacía más que levantar esas formas de la tierra”.
Este cambio estilístico le lleva a la creación de formas metamórficas, parcialmente humanas, vegetales y minerales, como las de esta obra. En realidad, todas giran en torno a la idea de la metamorfosis de la materia.

Desde 1939 hasta la década de los 40 permanece en Rusia donde realiza una serie de obras que luego expone en España.




Tras su estancia en Rusia vivió su última etapa como artista en China donde realizó sus últimas obras que son de una calidad inferior a las de sus anteriores etapas.


Los tres fantasmas


Parque de Pekín




Bibliografía












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