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sábado, 5 de mayo de 2012

EL TEATRO DE POSGUERRA

Este trabajo trata sobre el teatro del siglo XX en tiempos de la posguerra.  La evolución del teatro español, como la de la narrativa y la lírica, está determinado por la Guerra Civil y sus consecuencias. A partir de 1939, el panorama escénico español quedó marcado por la aniquilación de infraestructuras y por la muerte de alguna de sus figuras más relevantes (Federico García Lorca y Valle Inclán) o el exilio de otras (Max Aub, Rafael Alberti).
   

EL TEATRO COMERCIAL

El teatro de la posguerra cumplió básicamente dos funciones: la de entretener y transmitir la ideología por medio de distintas vías como la negación del teatro más relevante de preguerra, como he dicho antes, el de Valle Inclan y el de Lorca, el estrenos de obras que exaltaban a los vencedores, programación de autores clásicos... Triunfa un teatro evasivo, como era la comedia burguesa, la comedia fantástica, el teatro en verso de Jose María Pemán...
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La comida burguesa fue una evolución de la alta comedia o comedia de salón, cuyo precedente señero fue el teatro de Benavente. Su función era la de entretener al público y educar mediante el elogio de la virtud.
Se caracteriza por su perfecta construcción y por su intrascendencia. Entre otros, destaca el tema del amor, empleado para exaltar a la familia, el matrimonio y el hogar, con fines moralizadores. Algunos autores y obras destacados de esta comedia son "El testamento de la mariposa" (1941) de Pemán,  "Cuando llegue la noche" (1943) de Joaquín Calvo Sotelo, "Dos mujeres a las nueve" (1949), de Luca de Tena.

La comida fantástica, dramas con elemento de misterio y fantasía, fue cultivada, curiosamente, tanto en el exilio (así Alejandro Casona en "La dama del alba") como en España (José López Rubio en "La venda en los ojos" o Victor Ruiz Iriarte en "El landó de seis caballos").


EL TEATRO RENOVADOR

Frente a este teatro comercial al gusto de la burguesía española, surge un teatro renovador que apunta algunos cambios en el teatro de humor de los primeros años de posguerra y que luego continuará con el realismo social de Buero Vallejo y el teatro experimental de los años 60.

Dentro de esta tendencia de teatro renovador encontramos dos subtendencias, las cuales son el teatr ode humor y el realismo social en el teatro de Antonio Buero Vallejo.


EL TEATRO DE HUMOR.

Enrique Jardiel Poncela y , sobre todo Miguel Mihura, renuevan el teatro de humor. Ambos presentan facetas que se han considerado precedentes del teatro del absurdo, al menos por la introducción de un humor disparatado y poético.

Enrique Jardiel Poncela eligió en su teatro el camino de la evasión. Su producción se caracteriza por la incorporación de lo inverosímil, con ingredientes de locura y misterios. Los personajes pertenecen a la burguesía y aparece con frecuencia el esquema criado/amo. Representan una sociedad cuyos objetivos son el amor y el dinero. En los diálogos, se entremezclan el humor verbal y el de situación. Obras: "Eloísa está debajo de un almendro (1940), "Cuatro corazones con freno y marcha atrás" (1936),  "Los ladrones somos gente honrada" (1941).

Miguel Mihura rompe con el teatro cómico anterior en "Tres sombreros de copa" (1932), estrenada veinte años después de ser escrita, lo que muestra su originalidad, pero pro otro el provincianismo de aquellos que provocaron su retraso, que se escudaron en la falta de preparación del público. El teatro de Mihura se caracteriza por: introducción en escena de elementos absurdos,  diálogos aparentemente convencionales, pero inverosímiles, mezcla de ternura y humor. Otras obras: "El caso de la señora estupenda" (1953), Maribel y la extraña familia (1959). 


EL REALISMO SOCIAL EN EL TEATRO: ANTONIO BUERO VALLEJO

En 1949, con el estreno de Historia de una escalera de Buero Vallejo, comienza el
nuevo drama español, fundado en la necesidad del compromiso de la realidad inmediata,
en la búsqueda de la verdad y en la renuncia tanto a la evasión lírica como al
tremendismo ideológico. Nace un drama realista que se consolida con la obra Escuadra
hacia la muerte de Alfonso Sastre. A ellos se unió otro grupo de dramaturgos como Martín
Recuerda, Lauro Olmo o Carlos Muñiz. De los autores más representativos hablaremos a
continuación.
Antonio Buero Vallejo es la figura más representativa del teatro de la posguerra
española. Antiguo combatiente republicano, condenado a muerte tras la guerra, Funda
su teatro en la necesidad de la verdad, a la cual van unidas la libertad y la esperanza.
Buero es, ante todo, un trágico. Para él, la tragedia es una mirada lúcida sobre el
hombre y el mundo, pero no una visión pesimista.
Sus obras sintetizan realismo y simbolismo, y en ellas opone personajes
contemplativos a personajes activos con relaciones conflictivas entre ellos. Sus
creaciones dramáticas giran en torno al anhelo de realización humana y sus
dolorosas limitaciones: la búsqueda de la felicidad, de la verdad, de la libertad, se ve
obstaculizada por la circunstancia concreta en la que el hombre vive.
Podemos distinguir en su teatro tres épocas:

1. Primera época, desde 1947 hasta 1958. Predomina un enfoque existencial y
una estética realista. Historia de una escalera (1947), muestra el drama de la
frustración que sufren un grupo de vecinos de clase media que ven como el
tiempo arruina sus ilusiones y encona sus rencores. Los protagonistas jóvenes,
Fernando y Carmina, se ven abocados a vivir las mismas vanas ilusiones que
los padres. De esta primera época es también En la ardiente oscuridad (1950), una tragedia desarrollada en un colegio de ciegos en donde la ceguera es símbolo de las limitaciones impuesta al hombre por su
condición humana y por la sociedad.
Segunda época, desde 1958 hasta 1970, predomina el enfoque social e histórico. Se insiste más en las relaciones entre el individuo y su entorno. Se hace hincapié en las raíces y en las consecuencias sociales de los actos. Estéticamente, también se supera la escenificación realista y se acentúa el valor simbólico de algunos elementos escénicos (semisótano=caverna platónica) o motivos (ceguera física = ceguera moral).
La obra más destacada es El tragaluz (1967), tragedia ambientada en un semisótano donde una familia rota de clase media repasa lo que significó para ella la guerra civil. En ese espacio afloran las tensiones, frustraciones y rencores. Escribe algunas obras de tema histórico en las que se sirve del pasado
para reflexionar sobre el presente, de esta forma consigue burlar la censura y llegar a su público. Este teatro histórico es una forma de «posibilismo»: denuncia indirecta de la realidad política de la dictadura. Entre las obras de tema histórico destaca El concierto de San Ovidio (1962), donde vuelve a uno de sus motivos favoritos, la ceguera y su simbolismo, en el contexto de la época previa a la Revolución Francesa.


La tercera etapa abunda en los temas y motivos ya conocidos, pero los contenidos políticos y sociales se hacen más explícitos. Obras: La fundación (1974), Lázaro en el laberinto (1986), Las trampas del azar (1994).

ALFONSO SASTRE. 

El talante luchador de Sastre se observa en la serie de manifiestos para la renovación
del teatro que inició en 1950, cuando formó el Teatro de agitación social. En su libro Drama y sociedad
(1956) afirma que lo social es una categoría superior a lo artístico. Frente al posibilismo de Buero
Vallejo, encarnó la opción por un teatro más explícitamente comprometido. Con Escuadra hacia la muerte (1953), consiguió su proyección en el teatro español, aunque la obra
fuera retirada y prohibida después de su tercera representación. En ella, unos soldados cumplen una
misión suicida en una supuesta tercera guerra mundial. Fue, en palabras del autor, un grito de protesta
ante la perspectiva amenazante de una nueva guerra mundial. El teatro de Sastre, que el denominó
«tragedia compleja» es una mezcla de elementos: didactismo marxista, libertad imaginativa y
expresionismo y burla corrosiva inspirada en el esperpento de Valle-Inclán. Otras obras suyas son
La sangre y la ceniza (1965) donde se escenifican los últimos momentos vividos por Miguel Servet,
muerto en la hoguera por la Inquisición calvinista, y. La taberna fantástica (1966), estrenada veinte años
después, es una tragedia de “quinquis”, oficio nómada, marginal y segregado socialmente.
 

ELTEATRO EXPERIMENTAL

El teatro realista y social siguió siendo defendido, durante los años 60, por un sector de la crítica, como el único que respondía a las circunstancias del país. Pero a partir de 1970 otros dramaturgos se lanzan a una renovación teatral. Se supera el realismo y se asimilan corrientes experimentales del teatro extranjero:


EL TEATRO EPICO. Inspirado en las ideas y la obra de Bertold Brecht. Se asume que el propósito de la obra, más que el entretenimiento o el mimetizar la realidad, era presentar ideas e invitar al público a hacer juicios acerca de ellas. Los personajes no deben imitar a las personas reales, sino representar los lados opuestos de un argumento, de arquetipos o estereotipos. El público debería siempre ser consciente de que está viendo una obra de teatro, y debería permanecer a una distancia emocional de la acción. Brecha escribió obras muy lúcidas sobre el nazismo como La irresistible ascensión de Arturo Uí.

EL TEATRO DE LA CRUELDAD. Es un movimiento teatral muy heterogéneo, inspirado en las ideas del escritor francés Antonin Artaud, expuestas en su libro El teatro y su doble (1938). La base en la que se inspira este movimiento teatral es la de sorprender e impresionar a los espectadores, mediante situaciones impactantes e inesperadas.

EL TEATRO DEL ABSURDO. Denominación de un confunto de obras escritas por ciertos dramaturgos estadounidenses y europeos en los años '40, '50 y '60 del siglo XX, y en general al estilo teatral que surgió a partir de la obra de aquéllos. Estos dramaturgos daban expresión artística al concepto filosófico de Albert Camus de que la vida es inherentemente absurda. El teatro del absurdo se caracteriza por tramas que parecen carecer de significado, diálogos repetitivos y falta de secuencia dramática que a menudo crean una atmósfera onírica. Entre los principales dramaturgos del teatro del absurdo se cuentan Eugène Ionesco (El rinoceronte) y Samuel Beckett (Esperando a Godot).

Surge así una vanguardia teatral, que desecha el enfoque realista pro enfoques simbólicos o alegóricos. Entre estos dramaturgos vanguardistas, podemos citar a Fernando Arrabal y a Francisco Nieva.

FERNANDO ARRABAL. Muy influido por el teatro de la crueldad de Artaud crea el llamado
«teatro pánico», caracterizado por la confusión, el humor, el terror y la euforia que
se basa en la búsqueda formal, tanto espacial como gestual, y en la incorporación de
elementos surrealistas en el lenguaje. Sus temas son la sexualidad, la religión, la
política, el amor y la muerte. Obras: Pic-Nic (1952), El cementerio de automóviles (1957).

FRANCISCO NIEVA denomina a sus obras «teatro furioso» conecta con el teatro del
absurdo, pero sin su pesimismo. Comparte con Arrabal, la idea de un teatro catártico y
liberador, cuya finalidad es mostrar la esencia del hombre. En su obra, se plantea el
problema de las relaciones entre el hombre y la sociedad represiva que lo degrada.
Tomando como base el lenguaje popular, pero mediante técnicas del surrealismo y
del absurdo, consigue une estilo peculiar tanto en el léxico como en sus originales
construcciones sintácticas. No consiguió ver estrenada sus obras hasta la muerte del
dictador Francisco Franco en 1975. Su obra más destacada es Carroza de plomo candente,
estrenada en 1976.




EL TEATRO INDEPENDIENTE. Junto a estos autores vanguardistas, no podemos olvidar
un fenómeno importante que surge a finales de los 60: el teatro independiente. Esta
independencia suponía el rechazo del teatro conservador mediante la elaboración de
una estética peculiar y de la autofinanciación. Destacan grupos catalanes como Els
joglars o Els comediants.

Estos grupos, con obras de autor o creaciones propias, han llevado a cabo una
síntesis entre lo experimental y lo popular. De una parte asimilan las tendencias más
innovadoras, de otra se dirigen a amplios sectores de público, actuando en plazas,
pabellones deportivos o en la calle. Y junto a enfoques críticos, se preocupan por los
aspectos lúdicos del espectáculo.

ULTIMAS DRAMATURGIAS

Hacia 1975 aparecen una serie de autores que abordan temas contemporáneos con una estética realista y una moderada renovación formal.

José Sanchís Sinisterra, influido por Brecht y Beckett, plantea montajes caracterizados por la sencillez. Entre sus obras, citaremos: !Ay, Carmela! (1986), en que reivindica la memoria histórica como atributo de dignidad. Es un drama sobre dos artistas de variedades en plena Guerra Civil. Otras obras son: Perdida en los Apalaches (1990), El lector por horas (1998) o La raya de pelo de William Holden (2001).
· José Luis Alonso de Santos, formado en el teatro independiente, desarrolla una dramaturgia realista, situada en el mundo contemporáneo. Su comedia Bajarse al moro (1984) es una parodia de la estructura social a través de situaciones cómicas y trágicas. Otras obras son: La estanquera de Vallecas (1980), La sombra del tenorio (1994), Yonquis y yanquis (1996).
· Fermín Cabal, proveniente también del teatro independiente, desarrolla en sus obras conflictos del mundo
contemporáneo planteados con ironía, humor y ternura. Con Castillos en el aire (1995), aborda el tema de la corrupción política. Es una crónica de la generación de los 60, con sus contradicciones, frustraciones y fracasos. Otras obras : Tú estás loco, Briones (1978), !Esta noche, gran velada! (1983), Ello dispara ( 1990).
· Fernando Fernán Gómez. Artista polifacético, escritor, actor, director de cine, publica en 1982 Las bicicletas son para el verano, agridulce visión de la retaguardia republicana durante la guerra civil.
· Otros autores más jóvenes: Ignacio del Moral (La noche del oso, sobre jóvenes urbanos marginados o La mirada del hombre negro, sobre el racismo); Paloma Pedrero (Cachorros de negro mirar, sobre la violencia neonazi),  Ernesto Caballero (Tierra de por medio sobre la especulación inmobiliaria).

TEATRO VISUAL

Es la vanguardia del teatro actual. Muy influido por autores como Tadeusz Kantor o Pina Bausch. Sus principales características son la integración de todas las artes en el espectáculo, es decir, mimo, danza, vídeos, música...  El espectáculo teatral se concibe al margen de un texto previo. La intencionalidad crítica y catártica.. Se rompe la relación tradicional actor-espectador. Este se ve inmerso y participa en la representación. Uno de los grupos más representativo de las últimas tendencias es La Fura des Baus.
                  


FUENTES:







Apuntes de la asignatura de Lengua Castellana y Literatura 2º de Bachillerato.


TRABAJO REALIZADO POR NAZARET AGUILAR VELA  2º BACH  - A






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