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martes, 6 de diciembre de 2011

Joan Miró. Vida y obra pintoresca.

Esta vez nos interesaremos en el arte y en uno de los pintores españoles más reconocidos hasta ahora y también con gran relevancia en el surrealismo. Se trata de Joan Miró, que no sólo fue pintor sino que también dedicó parte de su tiempo a la escultura, al grabado y a la cerámica (aunque de esto haremos una pequeña alusión ya que nuestro trabajo se centrará fundamentalmente en sus pinturas).

Biografía de Joan Miró.


Para comenzar, haremos uso de una línea cronológica (que hemos realizado nosotros mismos) para poder observar, junto a los datos que aportamos, cómo discurre en el tiempo los hechos que han acontecido en su vida, muy brevemente.





Nació el 20 de abril en el año 1893 en Barcelona,hijo de un tarragonés y de una mallorquina de origen humilde. Sus primeros estudios fueron de comercio y también estudió en la Escuela de Bellas Artes de Llotja y en la Academia Galí mientras trabajaba como dependiente en una droguería, hasta que una enfermedad le impidió seguir haciéndolo, teniendo que pasar un largo periodo en Mont-roig del Camp (una casa familiar que tenia allí).A los 18 años decide dedicarse a la pintura, arte en el que será influenciado por Cezanne y Van Gogh, el cubismo, el fauvismo y el romanismo catalán; sus primeras obras se ubican entre los años 1915 y 1918 donde refleja paisajes campestres de su juventud plagados de colores vivos y brillantes. Realiza su primera exposión pictórica en las Galerías Dalmau, centro de la vanguardia. En 1920 se muda a París, Francia, donde instala su taller junto a André Masson, recibe la influencia del surrealismo, del dadaísmo y la amistad de Pablo Picasso y Max Jacob. También entra en contacto con el dadaísmo y las obras de Apollinaire, Rimbaud, entre otros. En 1929 se casa, en Palma de Mallorca, con Pilar Juncosa con quien vivirá hasta el día de su muerte y con la que tendrá una hija a la cual llamaría Dolores.
En los años 30, trabaja en un conjunto de pinturas de estilo muy desigual. Según él, estas obras significan un adiós, temporal cuando menos, a la pintura. Comenta su interés por trabajar otros medios de expresión, como el bajorrelieve y la escultura y consigue que se expongan sus obras en Estados Unidos, (en la Valentine Gallery de Nueva York).
Posteriormente, realiza el telón, la escenografía, el vestuario y los objetos del ballet Jeux d'enfants (juego de niños).

Tras ir consiguiendo mayores logros, Miró decidiría mudarse a Palma de Mallorca y realizar algunos trabajos en materia de contabilidad, mas, su inadaptación al trabajo sería un hecho y enfermo, contraería la fiebre tifoidea lo que le mantendría un tiempo fuera de alguna ocupación.
Tras darse cuenta de su verdadera pasión, se inclina más por la pintura y tras demostrar su talento conseguiría ser representado por una importante personalidad de EEUU. Esta, le ayuda a extender su obra hasta París donde por motivos de la Guerra Civil, preferiría permanecer hasta 1940 junto con su familia. La paz en París no duraría eternamente, teniendo que obligar al artista a regresar a su país natal.
Ya aquí, decide probar su habilidad en la escultura, utilizando materiales como el bronce para ello y lo lleva a cabo en su propia casa, ya que mandó construir un taller para él sólo en su interior.
En el 1980, es premiado con la la Medalla de Oro de las Bellas Artes españolas.
Por último en 1983, el 25 de diciembre, Joan Miró fallece en Palma de Mallorca. Es enterrado en el cementerio de Montjuïc de Barcelona.

Obra pintoresca

Para comenzar, hay que reflejar su contacto con las primeras vanguardias.

Los inicios de Miró se producen bajo la influencia de las nuevas tendencias de la pintura moderna francesa que se suceden en la Barcelona de primeros siglos. Inaugura su obra utilizando lo que mas le interesa de esas primeras vanguardias, como ejemplo de esto, su obra ‘’ Nord-Sud’’ (norte-sur) es buen ejemplo en el que el colorido y los rótulos recuerdan a pinturas cubistas de algunos como Picasso o Juan Gris.
Algunas otras influencias tomarían ya bien pronto parte de su obra, como la siguiente que os mostramos, llamada ‘’ Prades, una calle’’ que recuerda con su color y su cielo atormentado a Van Gogh.
 

Uno de los hilos conductores de la obra de Miró es su vinculación casi sobrenatural a la tierra, y entre 1918 y 1924 plasmaría una gran cantidad de paisajes, bajo una luz muy intensa y uniforme, para recalcar la energía que tiene la tierra.
Como ejemplo de esta vinculación de Miró, hemos escogido una serie de cuadros que pinta en este intervalo de tiempo ya antes citado como: ''La Masía''.


Y nos llama la atención otro también, en concreto un retrato que hizo que se presenta como arquetipo de todos los que haría posteriormente, donde se repiten los ojos almendrados como detalle simbólico de la pintura de retratos medieval catalana.
Lo llamaría ‘’Retrato de bailarina española’’

Ya instalado en París, comenzaría su experiencia surrealista. Con algunas obras como ‘’Carnaval de Arlequín o ‘’Paisaje Catalán’’.

Una vez asimiló este tipo de pintura, le llegó a su persona un deseo evasivo de una realidad hostil el cual plasmaría en pinturas en las que las constelaciones son su forma de expresar su pasión por el más allá, algo que no se quede en la realidad en la que vivía en esos momentos, su pensamiento de que existía esperanza mucho más allá de lo visible.


En 1961, tras su tercer viaje a EEUU, entra en una etapa de querer centrarse en la perspectiva y el movimiento, con el juego de trazados de líneas finas para simbolizar la trayectoria de algún objeto o personaje.
‘’ Personaje y Pájaro’’

En su últimos años, Miró caracterizaría sus pinturas por una despreocupación y abundante utilización del color negro y añade goteos y salpicaduras. Ya sería una figura reconocida por todos para entonces y sus temas (mujer, tierra, cosmos, cielo) serían famosos y clásicos en el S.XX.
De esta última época, los dos más importantes fueron:

                                                 ‘’ Personaje fascinante’’

                                                     '' Tela quemada ''

Para terminar, decir que aunque no posea la importancia que tiene la pintura, también hay obras recalcables en el ámbito de la escultura de este mismo personaje.
Con ‘’ Dona i ocell’’ (instalada en un parque que hoy lleva su nombre) adquiere gran admiración.

 
 
Interesantes noticias de Miró en los periódicos.

''Salvador Dalí, Joan Miró, Eduardo Chillida, Federico García Lorca y Rafal Alberti son artistas sobradamente conocidos. Sin duda. Pero el hecho de que algunas de sus pinturas, dibujos o poemas manuscritos se encuentren en un almacén del municipio onubense de Punta Umbría resulta difícil de creer. El prodigio ha sido posible gracias al legado del pintor Pedro Gil Mazo (1960-2003), que adquirió una valiosa colección artística en sus múltiples viajes y, a su muerte, la donó al completo al pueblo de Punta Umbría. En total son 700 obras -entre ellas 42 de pintores con prestigio internacional-, más 100 piezas arqueológicas, 80 belenes y 23 iconos religiosos ortodoxos. "Lo coleccionaba todo", dice sonriendo su hermana Ana, que también reside en el municipio costero. "Era un verdadero enamorado de esta tierra, por eso aquí se quedará su legado", añade. la pintura Estrella azul, realizada por Joan Miró en 1927, se vendió en la casa de subastas Drouot Richelieu de París por 11,6 millones de euros en 2007. Fue, eso sí, una de las diez obras de Miró por las que más se ha pujado. "Cuando tengamos todo en condiciones, incluso haremos una casa museo", adelanta la concejal. El alcalde, por su parte, ya ha anunciado que se intentará habilitar algún espacio en los edificios que proyectan construir próximos al Ayuntamiento. Mientras tanto, en la oscuridad de un almacén, en algún lugar escondido, la luna de Miró, los inventos de Dalí o las cabezas de Lorca esperan ver la luz algún día.''
Periódico El País ,
LIDIA JIMÉNEZ - Huelva - 28/09/2009


''Con motivo del éxito de Joan Miró. La escalera de la evasión, la exposición que acoge la Fundación Miró de Barcelona hasta el 18 de marzo, la Filmoteca de Catalunya dedica hoy una maratoniana retrospectiva a la obra documental que otros artistas, entre ellos el realizador Pere Portabella y el fotógrafo Francesc Català-Roca, rodaron en absoluta complicidad con el pintor.


El artista, en pleno proceso creativo.
 
 
Joan Miró, trabajando en su estudio en la escenografía de 'Mori el Merma', de la compañía Claca, en 1978.
El programa de la intensa jornada incluye las películas documentales D'un roig encès: Miró i Mont-Roig, dirigida por Martí Rom en 1979, y Joan Miró, visto por Joan Baca, cortometraje de 12 minutos filmado un año antes cuando la ciudad de Barcelona rindió homenaje al autor de El somriure d'una llàgrima.
Miró solo le permitió a Català-Roca que le retratara cuando trabajaba en su absoluta intimidad. De esta conexión nacen dos trabajos fílmicos: Toiles brûlées (1973), donde presenciamos el enigmático proceso de creación y destrucción de las telas quemadas, donde plasma las revueltas estudiantiles y la agonía del régimen franquista, y Miró - Claca (1978). Este mediometraje de 17 minutos muestra en pleno proceso creativo de la escenografía de Ubu roi, que él ya había trabajado años antes en una serie de ilustraciones. Ahí nació Mori el Merma, título de la obra que dirigida por Joan Baixas y Teresa Calafell, fue estrenada en Palma de Mallorca en 1978.
De Portabella destaca Miró l'altre, el boceto de la acción pictórica que el pintor realizó en las ventanas del Col·legi d' Arquitectes de Catalunya en 1969, como un gesto de rebelión tras la primera gran retrospectiva que se le dedicó en Barcelona. La película cuenta con música de Carles Santos, .
Como define Octavi Martí, subdirector de la Filmoteca, Portabella decidió rodar al margen de la censura y centrar su obra en artistas como Miró. Sus cortos se han visionado en el Pompidou de París, el Moma de Nueva York, el Macba, la Documenta de Kassel y la Tate Modern de Londres.''
Martes, 25 de octubre del 2011, Cristina Savall.
 
Análisis y opinión personal.

Para involucrarnos un poco más en el trabajo, vamos a hacer un análisis de uno de sus cuadros y daremos nuestra opinión personal.

Para  analizar, primero,  hemos escogido el cuadro del retrato de la bailarina española (cuya ilustración presentamos anteriormente), y nos llama la atención la forma cuadriculada que posee la peineta de la protagonista. Carece de detalles pero sin más, en su forma cuadrada, nos conduce hacia la figura de la bailarina situada en el margen izquierdo del cuadro, dejando el otro margen totalmente en blanco.
Como elemento introductorio, posee una degradación que coincide con los tonos marrones empleados para el efecto luz. Sólo un poco más abajo, vemos como la cara es bastante pálida excepto por los parches de color que el autor introduce, y que contrasta mucho con el color que ha elegido como tono del cabello. Cómo si fuera coincidencia usa las formas geométricas hasta en los pendientes de su figura.
Utiliza gran cantidad de formas ovaladas para las cejas y los ojos, incluso la totalidad de la faz es un óvalo pero inclinado hacia la derecha.
La mirada permanece un poco perdida y sus ojos se agrandan con el tono marrón que añade bajo ellos. La cabellera ondulada añade volumen a esta mujer, pese a que es insistente en resaltar pequeños detalles de ausencia de delgadez en ella, puesto que le da más encanto al retrato. Utiliza algunos tonos primarios, como el rojo o el amarillo para algunos detalles, aunque no predomina el colorido brillante en el cuadro especialmente, ya que el fondo que posee le quita de esta característica, lo apaga.
En cuanto a las flores, decir que no caen en gran detallismo pero su forma ondulada (del tallo) hace muy buena combinación con el cabello de la dama.
Por último la postura general que toma, según cada punto de vista puede interpretarse como orgullo de la tradición española.

Por último, analizaremos el cuadro de ‘’La Masía’’ (que también mostrábamos con anterioridad) donde el autor es capaz de contener una serie muy amplia de elementos en un sólo espacio, como encajando piezas de manera que ocupen el sitio idóneo para seguir completando con más sin que falte espacio.
De este sí que podemos decir que posee gran colorido, y es más detallista. Nuestra mirada, a primera vista, se centra en el único hombre que aparece en todo el cuadro y que podría ser ejemplo de una sociedad que vivía a base del trabajo manual y la explotación de recursos naturales para el día a día. Se representa un día caluroso, despejado, donde la vegetación asoma y brilla como en sus mejores días. Los árboles, poseen diferentes formas, lo que simboliza la variedad que nos quiere hacer ver del paisaje. Contrasta mucho la diferencia entre el detalle empleado para la mitad superior del cuadro y la falta de él para la mitad inferior.
Parece que a medida que bajamos la mirada el cuadro se va quitando peso de tantos elementos que poseía en un principio.
Las casas y la iglesia parecen amontonadas una sobre las otras. Pero realmente una persona que se siente en el punto donde esté tomado la referencia de este cuadro debe ver así la vista. El color rojo que emplea para una parte del césped consigue que el cuadro acabe de darle su toque final para lucir alegre. Prácticamente se podría decir que la vista llama a que el que observe el cuadro suba por las escaleras que se les presenta nada más al comienzo de él mismo, es como el camino que él pone para seguirlo y lograr entrar en esa encrucijada de casas y bonita ciudad.

A nuestro parecer, Joan Miró, sabe representar muy bien lo que le pasa por la mente. Ya que sus principales gustos giraban entorno a lo referido con la mujer, el cielo, la tierra o los pájaros, el autor pudo combinar en su obra todo lo que le provocaba interés de una manera ejemplar. Pese a sus continuos movimientos de un lugar a otro para vivir por su ajetreado trabajo, el autor no dejó de lado el sentimiento que le producía su tierra natal y aún lejos seguía dejando huella de ese sentimiento. Su inteligencia emocional, le llevó a conseguir logros increíbles y supo superarse a sí mismo cuadro tras cuadro.
Pensamos que fue un prototipo de persona con anhelo de renovación, ya que en un cuadro podía incluir todo tipo de textura y técnicas. Llego a combinar la tela con el mismo lienzo o a salpicar sus cuadros de pintura para dar un toque más arriesgado.
El efecto que tenía estas técnicas tan originales, fue reconocido por el público así como su atrevimiento de mostrar algo que no sabía si iba a ser aceptado públicamente, cosa que parece admirable.
Por último decir que su simbología en los cuadros es fundamental, una línea puede significar la vida, la muerte, la trayectoria dependiendo de la obra. Y un simple círculo puede englobar ideas muy complejas.
Es un artista, digno de reconocimiento.

 

 

Bibliografía.
-         Libro ‘’Grandes Pintores del S.XX’’, Editorial: GLOBUS
-         http://joanmiro.com/
- Imágenes de www.google.com

Realizado por Marta Güimil Luna y José Manuel Rivero.


 


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