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jueves, 8 de diciembre de 2011

Evolución de la cultura a través del urbanismo en Cádiz.

1- Introducción
2- Contexto sociopolítico
3- La arquitectura en Cádiz
4- Comparaciones
5- Urbanismo y evolución, siglo XX
6- Reflexiones


1-Introducción.


No son muchas las ocasiones en que reflexionamos sobre nuestra ciudad, como elemento cultural individual –la ciudad en si misma- y como elemento integrador del resto de componentes culturales que nos son propios. En realidad, el urbanismo que nos rodea es consecuencia directa de dos fenómenos que se interaccionan entre sí: el primero, las influencias de corrientes culturales pasadas y su  evolución en el tiempo; el segundo, la adaptación al conocimiento técnico y a los descubrimientos y avances científicos de los dos últimos siglos.

Centrándonos en el tema que planteamos en el título de este trabajo, en la evolución del urbanismo gaditano, se observa de manera muy significativa, una rica herencia cultural. Aunque no nos demos cuenta, en el día a día, a primera vista, si prestamos atención a muchas de las calles y plazas del casco antiguo de Cádiz, durante un simple paseo por esta zona, apreciaremos esta herencia cultural, que perdura en el tiempo. Ejemplos, son todos los edificios neoclásicos y modernistas de la Calle Ancha o de otras zonas del entorno, que a continuación pasaré a detallar.

Estas construcciones son vestigios de épocas pasadas, herencia de nuestros antepasados -y de su cultura-, y es una pena que no nos demos cuenta de ello.






2- Contexto sociopolítico.

Cádiz es la cuna del progresismo ideológico de España y destaca sobremanera en la aprobación de la Constitución de 1812, la 1ª en España y la 3ª en el mundo. Esta Constitución, no es un simple texto normativo más, pues simboliza el posicionamiento de la burguesía mercantil y financiera frente a la sociedad estamental, potencia los derechos del hombre, y proclama los deberes y obligaciones de toda persona que pertenezca a esta nación. 

La Constitución de Cádiz es la primera seña de libertad en España. Con el tiempo irá evolucionando, se aprobarán otras Constituciones, unas más libertadoras y otras más restrictivas. Pero la Constitución de 1812 simboliza la apertura de España a la modernidad, que se materializará en los dos próximos siglos.

Las consecuencias más importantes de este avance social y económico son, sin duda alguna, la defensa de los derechos del ciudadano español, que son comunes a la declaración de los derechos del ser humano que se aprueban en el año 1789 en Francia.

En esta Constitución de 1812 se atisba un progresismo, rompedor de las estructuras estamentales del Antiguo Régimen, recogido en la aprobación de derechos, tales como:
  • Igualdad ante la ley.
  • Existencia de garantías procesales en los juicios.
  • Libertad de imprenta.
  • Derecho a la educación.
La defensa de la soberanía nacional y la división de poderes son los inicios del liberalismo. Posteriormente, la abolición de los señoríos y mayorazgos, propiciada por las desamortizaciones de Mendizábal y Madoz, principalmente, convergen en la sustitución de una sociedad estamental por una sociedad de clases, que permite a los empresarios y emprendedores prosperar y alcanzar un mayor estatus social, lo que viene a reflejar el auge de la burguesía, plasmado sobre todo en sus grandes casas o palacetes del centro de Cádiz -que posteriormente pasaremos a comparar- y en otros edificios que reflejan el progresismo burgués, como las sociedades culturales -casinos, bibliotecas- y económicas, el avance de la prensa y la comunicaciones, el arte, la literatura, las ciencias, la cultura...

Pintura de Ramón Rodríguez Barcaza (pintor gaditano), que aparece bajo el título de "La Junta de Cádiz en 1810", y se encuentra expuesta en el Museo Arqueológico de Cádiz.

Se aprecia la presencia de tres grandes figuras: el Presidente de la Junta que, con el brazo en alto, muestra al pueblo la respuesta que se va a dar a los franceses, escrita en letras de oro en una colgadura blanca que pende del Ayuntamiento; junto a él, el general que estrecha la mano a otro de los miembros de la Junta, el duque de Alburquerque, jefe de los ejércitos de tierra; y un tercer personaje que saluda al pueblo, con el sombrero en la mano, que es el comandante de Marina, don Ignacio María de Álava.

Este cuadro representa la lucha española contra la ocupación francesa y el deseo de libertad que finalizará con la aprobación de una Constitución por parte de las Cortes, organismo que sustituye a la Junta Central.






3- La arquitectura en Cádiz.

El Neoclasicismo reina desde la segunda mitad del siglo XVIII hasta la primera mitad del siglo XIX aproximadamente. La entrada del arte neoclásico en España viene dada por la influencia extranjera más que por una necesidad interna de renovación. Esta corriente cultural se inicia con la llegada de Felipe V al trono de España; el joven monarca, que procedía de Francia, trae consigo una Corte con grupos de artistas franceses e italianos que introducen esta corriente artística.

Las Academias desempeñan un papel fundamental en la difusión de los principios del arte clásico, ya que eran las encargadas de formar a los artistas. En España se funda la Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Esta nueva atracción que despierta el mundo clásico se ve incrementada por los descubrimientos en arqueología, en excavaciones como las de Herculano y Pompeya, que inducen a la inauguración de numerosas galerías y museos que exponen los restos arqueológicos encontrados.

Buen ejemplo es el museo de Cádiz, edificio de orden neoclásico, inaugurado en el año 1838, que recoge desde restos arqueológicos romanos (procedentes del asentamiento romano en la antigua Gadir) hasta jarrones de porcelana, teteras, medallas de reconocimiento al mérito, emisiones de pago del Banco de San Fernando, retratos de personajes ilustres del Cádiz posterior a 1812, obras pictóricas, etc., de la Edad Contemporánea.

Jarrones de porcelana, teteras, retratos de personajes ilustres del Cádiz.

Medallas de reconocimiento al mérito.

Emisiones de pago del Banco de San Fernando.



           
Si el Antiguo Régimen está representado por el Neoclasicismo, las nuevas corrientes culturales liberales se identifican más con el Modernismo, término con el que se designa a una corriente de renovación artística, desarrollada a finales del siglo XIX y principios del XX (el periodo denominado fin de siècle y belle époque).

El Modernismo es un arte burgués, muy caro, que intenta integrar en la arquitectura todo y todas las artes. Es una corriente esencialmente decorativa en su estado más puro, aunque en  realidad propone nuevas estructuras para edificios, que rompen las reglas neoclasicistas, basadas en la estructuración de los bloque en tres partes, una central de mayor importancia y dos naves secundarias, e incluye nuevos materiales en las edificaciones.
En España el Modernismo llega primero a Barcelona, ciudad con mayor influencia europea, y principal centro de la burguesía del XIX, y a partir de este punto se va extendiendo por el resto del país, siendo en Barcelona donde se muestra como estilo más puro y original.





4- Comparaciones.

El Neoclasicismo se caracteriza por mostrar una técnica depurada, sencilla, de formas clásicas, renunciando al artificio y complejidad del Barroco (definido por el horror vacui o miedo al vacío). Apuesta por la vuelta a lo clásico, al Renacimiento. Se plasma en edificios con predominio de líneas rectas, sujetas a la simetría y proporciones clásicas, poca decoración, salvo en las puertas y en las balconadas. Utiliza únicamente los arcos de medio punto, característicos de las épocas clásicas, y elementos básicos como columnas de orden dórico o jónico.

Este estilo no es predominante en las casas burguesas de Cádiz, debido a que el auge de estas familias acaece algo más tarde, y a que durante la imposición del neoclasicismo como corriente cultural en España, el país atraviesa unas duras condiciones, sale de una Guerra de Independencia para sumirse en la vuelta al absolutismo de la mano de Fernando VII. 

Es por ello que este estilo se manifiesta en menor medida que el modernismo, pero en cambio, lo hace de manera muy singular en edificios de gran importancia, como son la catedral o el museo.

Museo de Cádiz, estilo neoclásico puro, sin artificio, destaca la perfección lineal y la simetría de las formas. El arco de medio punto, como único permitido en la edificación, es el centro de la construcción.

Respecto a la Catedral, aunque es la sucesión de diferentes estilos artísticos, destaca con importancia la parte neoclásica; la sencillez de la fachada, renunciando al frontón roto o partido, típico del Barroco; las torres octogonales muestran esa perfección de las formas, en la que no hay atisbo de irregularidad, y destaca la austeridad decorativa tanto en el frontón como en las torres.



  

Como movimiento arquitectónico, el Modernismo utiliza las innovaciones que la revolución de los materiales de construcción aportan a la arquitectura, empleando el hierro forjado y el cristal. Sus formas son blandas y redondeadas y destaca la profusión de motivos decorativos: la ondulación de los tejados y fachadas, junto con la decoración con motivos de vegetación natural y la recuperación de estilos y materiales del pasado. En relación con esto último, se recurre al recuerdo y admiración por formas y técnicas de un pasado no industrial, como el gótico y el mudéjar, y a la recuperación de técnicas artesanales autóctonas españolas: uso del ladrillo, azulejo árabe o cerámica vidriada como decoración.

Al mismo tiempo, en Cádiz encontramos la transición de una corriente cultural a la otra, de la primera mitad del siglo XIX a la segunda mitad de esta misma centuria. Esto se observa en algunos palacios de la plaza de San Antonio, donde encontramos características neoclásicas y modernistas en los mismos edificios, combinándose unas con otras, como veremos.

            Los edificios y viviendas que vamos a analizar son construcciones de la alta burguesía mercantil gaditana, tanto viviendas como negocios: bancos, comercios, librerías, mercados, etc. y una contrucción a destacar, el Gran Teatro Falla.



Cabe decir que, actualmente, además del Carnaval, también tienen lugar representaciones teatrales y en menor medida, conciertos y ópera, junto con la celebración del Festival Iberoamericano de Teatro De Cádiz.

En esta foto se pueden comprobar numerosas características del Modernismo y la pervivencia de algunos elementos neoclásicos, como el uso del arco de medio punto. En el ámbito de los materiales, destaca la recuperación de técnicas artesanales anteriores al modernismo, la vuelta al uso de los azulejos, visibles en el tercer piso del edificio, junto con una balconada-mirador en la esquina, de estructura semicircular, que consta de tres arcos de medio punto consecutivos entre sí. En la segunda planta, se encontraban originariamente las habitaciones de la vivienda, cada una con su balcón correspondiente, destacando la del centro sobremanera, no solo por el tamaño, sino también por la decoración  en piedra, donde se muestra el escudo de la familia a la que pertenecía en el pasado esta propiedad. Para terminar, en la primera planta, se conserva la decoración en piedra de la puerta principal, que nos recuerda más a órdenes clásicos que a elementos modernistas. Sin embargo, el uso originario de esta planta, tal y como declara una placa que aparece en su fachada, fue la de banco, actividad propia de la burguesía mercantil gaditana.

En la misma plaza de San Antonio, a escasos metros del anterior palacete, se encuentra este edificio modernista, que rompe con la estructura clásica, pues distribuye el edificio en  cinco partes,  apreciables  en su fachada, y recupera elementos artísticos anteriores a la industrialización, como es el caso del gótico, del cual escoge el arco apuntado de la puerta principal que enmarca todo el frontal.


En este tercer ejemplo, prevalecen ya claramente los elementos modernistas y la estructuración del bloque es fiel a la de la época. En la primera planta se mantiene el comercio y en las otras dos el resto de la vivienda, destacando como en otros edificios anteriores, el segundo piso, por un mirado semicircular, encasquetado en la esquina de la casa, compuesto únicamente por la cristalería, elemento muy utilizado en esta época, debido a su resistencia y vistosidad. Las rejas de las balconadas, tanto la del segundo como la del tercer piso, son muy disimuladas y tienen una función puramente decorativa, y el color azul-celeste del edificio quiere hacer ver lo ideal, lo infinito, lo sereno, al igual que el cielo azul sin nubes. Este concepto está relacionado con la literatura modernista, ya que como dije anteriormente, este movimiento artístico abarca todas las artes.

Esta cuarta fachada pertenece al casino de Cádiz, en la misma plaza San Antonio. Aunque el interior es puramente  regionalista, de inspiración mozárabe, en  su exterior se puede ver un predominio de órdenes clásicos, apreciables en la estructuración clásica del edificio en tres partes, que se corresponden con cada ventana del edificio y las columnas adosadas jónicas, que no se aprecian del todo en la fotografía. A la escasa decoración externa, salvo en el segundo piso, caracterizada de austera, se suma una gran balconada en piedra, que ocupa toda la fachada frontal. Esta división, nos hace pensar que la fachada es neoclásica, con unos añadidos posteriores en cuanto a la decoración, como son la protección de los balcones con rejillas de acero y las filigranas con motivos florales y retratos en el centro de la ornamentación de los ventanales del segundo piso.




 5- Urbanismo y evolución, siglo XX.

Con la llegada de la segunda revolución industrial, cuyo motor es la electricidad, conocida en España por primera vez en la Exposición Universal de Barcelona, en el año 1888,  el urbanismo experimenta un gran desarrollo, pues las nuevas construcciones se levantan totalmente prediseñadas, se realizan de forma más rápida, pierde protagonismo la decoración exterior y el estilo de la misma y vence el utilitarismo. Así nos vamos adentrando en el siglo XX, donde el desarrollo y el progreso es una realidad tangible, empleándose nuevos materiales, como el hormigón armado y el acero forjado, cuyo uso se difunde en la Exposición de París de 1854 y alcanzan una gran importancia ya a finales del siglo XIX, constituyendo estos nuevos materiales, junto con la aplicación de la tecnología a la vida urbana, el fundamento de un nuevo urbanismo.

Con la implantación de la energía eléctrica en España desde principios del siglo XX, continúa el progreso y los cambios en la arquitectura. La construcción de diversas centrales eléctricas avivan a la sociedad, la invención de instrumentos como el alumbrado eléctrico, el teléfono o el ascensor modernizan la vida pública y cambian la fisonomía de las ciudades.

Los inventos y las nuevas tecnologías son indispensables en la comprensión del urbanismo y de la disposición actual de las ciudades. El progreso, la aparición de los coches, modifican el entorno de la ciudad, las calles se ensanchan, al igual que otras construcciones como los puentes.

La población aumenta, y con el crecimiento de las ciudades, también se encarece la vivienda. En ciudades como Cádiz, el suelo no es muy abundante y los edificios se estrechan y cogen altura; el uso de los nuevos materiales da fuerza y consistencia a los inmuebles; el ascensor facilita el acceso a la vivienda; y la vertebración de los nuevos bloques, que se estructurarán de una manera más compleja con el tiempo, acogen un número cada vez mayor de familias.

La ausencia de ornamentación exterior de los edificios, que se caracterizan por tener estructuras y apariencias comunes, es un rasgo característico de la ciudad, desapareciendo los elementos distintivos y ostentosos de la antigua burguesía gaditana. En la zona del ensanche de Cádiz –la Avenida- a lo largo de las últimas décadas del siglo XX y principios del siglo XXI se derriban los pocos chalets que quedaban para construir más bloques de viviendas, y con ellos, se impone un cierto igualitarismo urbano y social, tal y como se puede comprobar en la fotografía siguiente.

Nuevo urbanismo del siglo XX.:



En contraposición con esta otra imagen, una parte del casco antiguo de Cádiz es de edificios más bajos, calles más largas y angostas, ausencia de ascensores y prevalencia de la antigua casa gaditana, estructurada entorno a un patio, con balaustradas y otros elementos decorativos.






6- Reflexiones.

En definitiva y a modo de conclusión, en el nuevo urbanismo, los elementos configuradores de la casa ya no son un patio central que aporta toda la luz a la vivienda y una escalera que distribuye los distintos espacios de la misma, sino uno o varios ascensores y una escalera que casi nunca usamos, que unen la primera planta con la última. Las ventanas de nuestros pisos son exteriores, porque la casa ha perdido profundidad e intimidad y la luz ya no configura la vivienda, porque puede ser artificial. Las calles han dejado de ser estrechas, porque deben acoger a los nuevos medios de transporte y los nuevos elementos de comunicación e infraestructura de la ciudad, desde suministros eléctricos hasta gas, alcantarillado, agua corriente, cables telefónicos... Ahora la serenidad y equilibrio neoclásico no interesan y la belleza de las formas o de los materiales del modernismo se considera antieconómica. Han cambiado nuestros valores culturales y también nuestra estética urbana, y con ello también nuestra mente, pero cuando paseamos por el Cádiz del siglo XIX, podemos apreciar otras formas de entender la vida y de expresar el gusto por la estética.





Bibliografía.
García Parody, Manuel Ángel y otros, Historia de España, Edelvives, Madrid, 2009.

Webgrafía.



PABLO DEL RÍO MÁRQUEZ  -2 Bachiller ciencias-
Todas las fotos y vídeos son de producción propia.

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