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miércoles, 7 de diciembre de 2011

Historia de las minas de Riotinto durante su explotación empresarial por la “Riotinto Company Limited”


Estas minas están enclavadas en el municipio español de Riotinto (Huelva), aunque la historia de las Minas de Riotinto es más antigua, y se traslada en el tiempo a la Edad del Cobre, pero el desarrollo minero comenzó con la llegada de los romanos a la Península, con la introducción de nuevas técnicas de extracción minera.
Aunque el mayor apogeo industrial, demográfico y económico de la minería de Riotinto llegó en 1873, con la compra de las minas al Estado por 94 millones de pesetas de un consorcio financiero extranjero con mayoría de capital británico, constituyendo la empresa Riotinto Company Limited. En el año de esta venta, España entraba en la Primera República, ya que el rey Amadeo I había renunciado al trono, iniciado en el 1870 después de haber sido expulsada la reina Isabel II.
Documento redactado por Riotinto Company Limited
Durante la explotación de las minas por parte de la Company Limited, dirigida por técnicos extranjeros en su mayoría ingleses, que duró hasta el 1954, que  volvieron a manos españolas, se notó la presencia británica en la Cuenca Minera. Fue como una colonización, pues cambiaron la originaria ubicación de Riotinto, con la destrucción del antiguo pueblo y  construcción un nuevo pueblo en su ubicación actual, impusieron sus costumbres ya que celebraban el cumpleaños de la Reina de Inglaterra como día festivo, trajeron la práctica de sus deportes, algunos que aún no se practicaban en España y construyeron una línea propia de ferrocarril entre Riotinto y Huelva. 
Deportes practicados por los ingleses en Riotinto (Casa nº21)
Los directivos ingleses al principio se alojaron en el antiguo pueblo de Riotinto, pero en el año 1883 se creó un barrio por la decisión del nuevo director general Charles Prebble, por dos motivos muy distintos: la expansión minera en el Filón Sur que iba a afectar al pueblo y por otro la proximidad a los trabajadores, lo que suponía estar en la primera línea de los movimientos obreros. A este barrio de exclusividad y lujo lo denominaron de Bella Vista, situado en una pequeña colina de antiguas escorias al oeste del pueblo. Esta barriada de estilo victoriano estaba formada por la Casa del Director General, conocida en la actualidad con casa del Consejo, y una hilera de diez casas y en el 1895 se construyeron otras diez casas más, entre ellas la actual casa número 21, que puede verse actualmente en una visita guiada, la cual conserva parte del mobiliario originario todo en estilo victoriano. Esta casa tenía personal de servicio como ama de llaves, cocinero, camareros…
Comedor de estilo victoriano de la casa 21
Para la explotación de estas minas se abrieron cortas, las cortas son explotaciones tridimensionales de yacimientos a cielo abierto que evolucionan  en profundidad con una típica forma de cono invertido, una de ellas fue la Corta Atalaya, la más grande de Europa. Con unas dimensiones de su elipse de 1200 metros de largo, 900 metros de ancho y 350 metros de profundidad. Los mineros habían construido chozas cerca de la corta por el problema del traslado desde sus hogares hasta el lugar de trabajo. Lo que hizo la compañía, por su interés puramente económico, fue construir una barriada formada por 100 viviendas, de unos 45 metros cuadrados, que sustituían las chozas existentes, creando la aldea de La Atalaya. A dicho núcleo la compañía también lo dotó de plaza pública, capilla, almacén de comestibles, casino, escuela, cuartel de la Guardia Civil. Pero en 1970, ya en manos españolas, se destruyó completamente dicha aldea con el ambicioso propósito de ampliar la Corta Atalaya. En la actualidad solo quedan las ruinas.


La construcción del ferrocarril por la “Riotinto Company Limited “ fue uno de los hechos más importantes para el desarrollo tanto económico como social, ya que antes de ello el transporte de los minerales y el abastecimiento entre Riotinto y el puerto de Huelva se realizaba por medio de diligencias, carros de bueyes o a lomos de mulas; aunque dos ingenieros españoles Luis Anciola y Eloy de Cosío, en 1855 elaboran un informe donde se hacía necesaria su construcción para rentabilizar las minas, este fue desestimado por el Gobierno. La construcción comenzó en junio de 1873, iniciando la obra por cinco puntos distintos, por la premura de acabarlo en el menor tiempo posible,  y finalizó en julio de 1875. El trazado de la vía férrea discurre siempre en paralelo al río Tinto, teniendo que atravesar arroyos y barrancos, también construir cinco túneles y edificar 12 estaciones para regular el tráfico de mercancías. El gran tráfico de mineral a través del ferrocarril determinó la existencia de 1.300 vagones y 2.000 vagonetas de mina. Como también prestaba servicio de viajeros, contaba con 40 coches, además de 143 locomotoras de vapor y 7 eléctricas, utilizadas estas en los túneles de enlace entre las minas y zonas de tratamiento. Después de la marcha de la Company Limited, este siguió funcionado hasta 1984, año en que el último tren bajó por la vía del ferrocarril. En la actualidad se puede hacer un recorrido turístico viendo el antiguo polo industrial de la comarca, las escombreras y parajes naturales, gracias al afán de salvaguardar el patrimonio histórico de la comarca de la Fundación Rio Tinto que ha recuperado 12 km. de la antigua línea comercial, locomotoras y vagones.
Vía del ferrocarril paralela al río Tinto
Antiguas locomotoras y vagones usadas en las minas de Riotinto
La población, sobre todo foránea, creció al comienzo de dicha explotación de forma desorbitada en los pueblos de Riotinto y Nerva, debido a la gran demanda de empleo en las actividades industrial y minera en detrimento de la agrícola. Esta llegada masiva hacía necesaria la creación de más servicios elementales: casas, médicos, escuelas, etc., aunque los ingleses estaban preocupados de crearlos, eran insuficientes, lo que producía un nuevo descontento entre los obreros.
En 1873, el Gobierno republicano intentó legislar algunas mejoras en la condiciones del trabajo, como con la ley Benot que regulaba el trabajo infantil y femenino, pero no se consiguió nada, ya que siguieron trabajando en las labores mineras niños menores de 10 años hasta 12 horas diarias. En cuanto a las mujeres, las mejoras que propugnaba la ley en vez de ayudarlas, les perjudicó, ya que los empresarios las veían excesivas y no les contrataban.
Entre 1874 y 1888 hubo varias huelgas, pero debido a la mala organización  eran rápidamente extinguidas y nunca lograron sus objetivos. Hasta que el 1 de febrero de 1888 comenzó una huelga, mejor organizada y coordinada por Maximiliano Tornet, en la que los obreros solicitaban que no se descontaran los cuartos y medios jornales cuando no se podía trabajar porque estaba la manta de humo, supresión de las innumerables multas, la reducción de las doce horas de trabajo a nueve, las indemnizaciones a los accidentados y familiares, la supresión del descuento de una peseta por asistencia médica, y por último la prohibición de la calcinación del mineral al aire libre. Estas calcinaciones producían emisiones en grandes cantidades de gases como el anhídrido carbónico y anhídrido sulfuroso, que eran y son, las culpables del efecto invernadero y la lluvia ácida, a parte de la brutal deforestación por la gran cantidad de madera necesaria para los hornos.
Restos de los antiguos hornos
Como consecuencia de la huelga y debido a la tozudez del director de las minas, W. Rich, inexperto, pues llevaba una semana en el cargo, no supo evitar el mayor derramamiento de sangre de toda la historia laboral de la cuenca minera, en el que fueron asesinados cientos de personas, estos hechos fueron silenciados durante décadas. En el 2007 los hechos ocurridos fueron llevados a la gran pantalla por el director de cine Antonio Cuadri con la película, “El Corazón de la tierra”, basada en la novela homónima del onubense Juan Cobos Wilkins.
En años posteriores, se siguieron produciendo huelgas revindicando mejoras sociales y laborales, aunque la empresa respondía con la represión y el despido, ya que nuestro mismo gobierno central presidido por Maura, jefe del partido Conservador, promulgó la ley que regulaba el derecho de huelga, el 27 de abril de 1909, como medida de represión contra los movimientos sociales.
A pesar de ello, se creó el Sindicato Minero de Riotinto que consiguió convocar una huelga general en 1913, llegando hasta el personal de servicio doméstico que atendía a los ingleses. Debido a esta presión obrera, se creó una Comisión arbitral en Madrid que elaboró un laudo con mejoras reconocidas con la firma de Mr. Browing, director de las minas. Pero no se llegaron a cumplir las mejoras de dicho laudo, por las disputas internas dentro de las organizaciones  sindicales, que se debilitaron y casi desaparecieron.
Durante la 1ª Guerra Mundial, la empresa, aludiendo a la crisis económica, y aunque sigue obteniendo beneficios, reduce la jornada a 4 e incluso 3 días a la semana, repartida entre todos los mineros, lo que les llevaría al hambre y la miseria. Debido a esta situación la empresa repartió 500 kg de pan diarios entre mujeres y niños.
En el 1917 se produjo la primera huelga general en España de escala nacional, y en la cuenca minera el paro total duró seis días, con 15.000 huelguistas movilizados y un balance de 10 muertos. La compañía no cedía a las reivindicaciones de los obreros, en parte porque le interesaba esta huelga, pues reducía la exportación debido a la crisis económica de posguerra y podía despedir a la mano de obra sobrante. Cuando terminó la huelga en 1920 habían emigrado más del 35 % de los trabajadores buscando trabajo en otros sitios.
Durante el período que va de 1921 a 1930 no hubieron huelgas, no por haber conseguido mejoras, sino por el cansancio y la impotencia de los trabajadores, a la vista de pocos resultados conseguidos.
En 1955 pasó de nuevo a manos españolas después abonar a la compañía inglesa 815 millones de pesetas. En el 2002 se produjo el cierre definitivo de las explotaciones mineras.
En 1992 se inauguró el Museo Minero, en su origen este edificio albergaba un hospital construido por la compañía 1925, en dicho museo podemos visitar sus distintas salas que hace un recorrido histórico por todos los explotadores de las minas durante 5.000 años.
Maqueta del Museo Minero, que muestra la antigua localización del pueblo de Riotinto, donde estaba la corta de Filón Sur
Webgrafía
Fotografía
Las fotos de este trabajo han sido realizadas por mí, Irene Serrano Pérez, durante mi viaje a Riotinto hace apenas un mes, motivo por el cual he realizado el trabajo sobre este tema.
Irene Serrano Pérez 2º Bach A

 

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