Isaac Albéniz
Isaac Manuel Francisco Albéniz y Pascual (Camprodón, España; 29 de mayo de 1860 – Cambo-les-Bains, Francia; 18 de mayo de 1909) fue un célebre compositor y pianista español.
Isaac Albéniz tocando su piano
Vida
Isaac Albéniz, nacido en Camprodón, Gerona, el 29 de mayo de 1860 empezó su vida como un prodigio —debutó como concertista de piano, con gran éxito, a los cuatro años— y tras muchas giras se concentró en una seria carrera de estudios en Bélgica. Con una beca que recibió del rey Alfonso XII de España, entró en el Conservatorio de Bruselas en 1876, graduándose en 1879 con un primer premio en piano, que le fue otorgado de forma unánime. Albéniz regresó a España para establecerse como un experto virtuoso; además, empezó a componer y a dirigir. En 1883 se estableció en Barcelona.
En 1885 se trasladó a Madrid donde sus trabajos fueron publicados por los principales editores musicales de aquella época: Benito Zozaya y Antonio Romero.
La reputación de Albéniz como pianista y compositor siguió creciendo. En la primavera de 1889 viajó a París. Después siguió hasta Inglaterra, donde sus interpretaciones le aportaron un éxito al instante.
En 1890 se puso en contacto con el empresario Henry Lowenfeld que contrató los servicios de Albéniz como intérprete y compositor. Como resultado, Albéniz se trasladó junto a su familia a Londres y, a través de Lowenfeld, se introdujo en el mundo del teatro musical.
La reputación de Albéniz como pianista y compositor siguió creciendo. En la primavera de 1889 viajó a París. Después siguió hasta Inglaterra, donde sus interpretaciones le aportaron un éxito al instante.
En 1890 se puso en contacto con el empresario Henry Lowenfeld que contrató los servicios de Albéniz como intérprete y compositor. Como resultado, Albéniz se trasladó junto a su familia a Londres y, a través de Lowenfeld, se introdujo en el mundo del teatro musical.
Por petición de Lowenfeld, Albéniz compuso El Ópalo Mágico. Esta comedia lírica fue estrenada en el Lírico el 19 de Enero de 1893.
Sus contactos teatrales en Londres llamaron la atención del poeta y dramaturgo aficionado, heredero de la célebre firma Coutts and Co, Francis Burdett Money-Coutts, quien en Julio de 1894 adquirió el contrato que Albéniz tenía con Lowenfeld. Coutts, cuyo soporte financiero permitía a Albéniz vivir cómodamente el resto de su vida, estaba interesado en escribir libretos. Su colaboración con el compositor produjo Henry Clifford (estrenada en el teatro del Liceo de Barcelona en 1895), Pepita Jiménez (Teatro Liceo, 1896) y Merlín (compuesta entre 1898 y 1902 pero no producida en vida de Albéniz). Por consiguiente, durante aproximadamente una década, Albéniz dedicó todo su talento y energía a la creación y producción de música para el escenario. En esta época se trasladó a París, donde conoció a Debussy, Ravel y Fauré.
Desde 1898 hasta 1900 enseñó piano en la Schola Cantorum de París, pero en 1900, a causa de su pobre salud, regresó al cálido clima español. Empezó un arduo trabajo con la promoción de trabajos líricos catalanes. Como, sin embargo, sus esfuerzos no lograron que se produjeran sus propios trabajos teatrales, regresó a París, donde su música era aceptada, elogiada e interpretada. Aquí se produce un cambio en Albéniz, que aunque no dejó de interpretar, sus apariciones disminuyeron, pues empezó a dejarse absorber por la composición y producción de sus trabajos operísticos.
Como Coutts se cansó de escribir libretos, Albéniz volvió al piano y a su nativo paisaje de inspiración, La Vega (1896-98) presagiando su posterior estilo, que floreció con su obra maestra Iberia (1905-1908). A causa de una nefritis, Albéniz murió en Cambo-les-Bains en los Pirineos Franceses el 18 de mayo de 1909.
Como curiosa historia, pocos días antes de su muerte, fue a visitarlo su gran amigo y paisano Enrique Granados. Albéniz le pidió que le tocara algo al piano y este interpretó su obra "La maja y el Ruiseñor" (obra inédita por entonces), cuando de repente tocó la barcarola "Mallorca", obra compuesta por Albéniz en un viaje que hicieron los dos a las Islas Baleares. Albéniz moriría días después, antes de que el gobierno francés le entregara la Gran Cruz de la Legión de Honor. A la muerte de Albéniz, su mujer, Rosina, le pidió a su gran amigo Granados que terminase la última obra de su difunto esposo "Azulejos". Granados la terminó de forma impecable, de tal manera que resulta muy difícil distinguir dónde acaba Albéniz y dónde empieza Granados.
Como curiosidad, el actual alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón es sobrino nieto de Isaac Albéniz, estando emparentado por ello con Cécilia Sarkozy, quien fuera esposa del presidente de la República francesa Nicolás Sarkozy y bisnieta de Albéniz.
Trayectoria musical
Su trayectoria vital y artística fue un constante ir y venir, unas veces sin domicilio estable y otras manteniendo dos y hasta tres residencias simultáneas en varias ciudades de diferentes países. Desde que en 1889 marchara con veintinueve años a París con motivo de una gira de conciertos durante las celebraciones de la cuarta Exposición Universal, Albéniz nunca volvió a residir en España de manera permanente. Tras su
gira por Francia, el músico se instaló en Londres hasta 1894, año en el que vuelve definitivamente a Francia, donde alternó su residencia en París con el sur, en Niza.
gira por Francia, el músico se instaló en Londres hasta 1894, año en el que vuelve definitivamente a Francia, donde alternó su residencia en París con el sur, en Niza.
Ese ingrediente nómada de su biografía refleja la propia personalidad del compositor. Niño prodigio, fue un artista muy autodidacta cuyo genio creador le llevó a evolucionar sobre sí mismo hasta encontrar su propia forma de expresión. Sus primeras obras siguen el gusto por la música de salón de la época en España. Será a partir de 1897, ya en París, cuando empieza a producir una música que recuerda a la genial Iberia. Su producción pianística se interrumpe, sin embargo, hasta diciembre de 1905, debido a la composición de sus numerosos trabajos operísticos que aportarán mejoras a su estilo compositivo y un mayor conocimiento en el manejo de las texturas, la sonoridad y la forma a gran escala.
Es precisamente en esos años cuando toda su música se impregna de la sutileza y estilización asimilada de sus amigos los compositores franceses. Hacia 1904, el desánimo producido por el desinterés por sus óperas en España, añadido a sus serios problemas de salud, le llevará hacia “su segunda vía”, que era escribir para el piano.
Obras más famosas
Iberia
A Iberia la denominó “douze nouvelles impressions” para piano y las dispuso en cuatro cuadernos de tres piezas cada uno. El primer cuaderno fue escrito en el mes de diciembre de 1905 en París, y no terminó el último hasta 1908.
A pesar de conocerse como “Suite Iberia”, esta obra es más bien una colección de piezas independientes y no están dispuestas siguiendo un orden o significado determinados. En todas ellas Albéniz evoca un lugar, fiesta, canción o danza peninsular con predilección por el sur de España.
Cuaderno 1
Fue dado a conocer en la Sala Pleyel de París el 9 de mayo de 1906 por Blanche Selva, en versión simplificada. La misma pianista fue la encargada de estrenar el resto de la obra.
Evocación
Es la primera pieza, se mueve en ambiente hispano-árabe de suavidad de ensueño, dentro de una nostalgia evocadora.
El puerto
Es la pieza más corta de la colección. Hace referencia al puerto de Cádiz (la tacita de plata). Comienza con una introducción que servirá como fórmula de acompañamiento de gran parte de la pieza. Le siguen el primer tema (con la indicación allegro commodo) y el segundo tema, en el que utiliza el mismo acompañamiento de la introducción pero con un matiz suave.
El Corpus Christi en Sevilla
Es de carácter programático, describe la Procesión del día del Corpus acompañado por las calles con bandas de música. Comienza con el sonido de la procesión a lo lejos, anunciada por el redoblar de los tambores. Ésta se va acercando y llega al límite de lo febril cuando, sobre el repicar de campanas, se oyen las primeras notas del himno “Tantum Ergo”, a continuación, por último, la noche cae sobre las celebraciones en una lenta y extensa coda de atmósfera cautivadora. El tema a modo de marcha está directamente tomado de “La Tarara”, archiconocida canción popular castellana. Las disonancias describen las desafinaciones o imperfecciones de las bandas de Semana Santa.
Cuaderno 2
Las tres piezas que componen este cuaderno se estrenaron en San Juan de la Cruz el 11 de septiembre de 1907.
Rondeña
Saltarina pieza que alterna ritmos 6/8 y 3/4, propios de la petenera. La sección central, a modo de copla, pone el contraste por su brillantez.
Almería
Extraña pieza llena de contrastes, con tonos melancólicos y alegres en alternancia, pasajes de poética ensoñación frente a otros de opulencia sonora y ritmo marcado. El final de esta pieza es bellísimo.
Triana
Una de las más divulgadas piezas de Albéniz. Evoca el barrio sevillano a través de una seguidilla bulliciosa y colorista, dentro de una estilización poética que no cae en el folclore tópico. Hay en toda la pieza una elegancia de fraseo y un señorío de la mejor ley.
Cuaderno 3
Se dio a conocer en París, en casa de la Princesa de Polignac, en 2 de enero de 1908.
El Albaicín
Barrio gitano de Granada, ciudad que amaba Albéniz y que le sirvió de inspiración. Está estructurado en serie de tres alternancias entre un tema principal a modo de danza, motívico y rítmico, y el tema secundario más libre y en estilo de copla. Es uno de los movimientos más destacados de toda la colección.
El Polo
Esta pieza nos lleva a un ámbito mucho más sosegado que la anterior. Pese a que “El Polo” es un cante jondo de tendencias trágicas, Albéniz da una visión desenfada y voluptuosa, sobre todo en su segunda parte, de ecos ravelianos.
Lavapiés
Pieza que evoca el popular barrio madrileño mediante un curioso ritmo de habanera en el que se entremezcla, en una ensoñación señorial y levemente melancólica, el tono castizo y chulesco propio del organillo.
Cuaderno 4
Se estrenó el 9 de febrero de 1909 en París, en la Sociedad Nacional de Música.
Málaga
Nos encontramos con una extraordinaria dificultad rítmica que aumenta a medida que avanza la pieza. Se repiten reminiscencias de cante que se hacen más poderosas y que, tras un breve pasaje en piano, se rematan en dos contundentes acordes.
Jerez
Controlada en su apasionamiento, de la línea más cantabile -aunque con pasajes rítmicos endiablados-, es esta pieza señorial y refinada.
Eritaña
Una de las páginas más deslumbrantes del pianismo español. Sobre unas sevillanas a moto perpetuo, se trazan imágenes que alcanzan un ritmo arrollador. Estamos ante una apoteosis de la danza. Hay color, alegría y una complejidad para el pianista verdaderamente terrible.
Suite Española Op. 47
La Suite española Op. 47 está compuesta principalmente de obras escritas en 1886 que se agruparon en 1887, en honor de la Reina de España. Estas piezas son cuadros de diferentes regiones y músicas de España. Esta obra se inscribe dentro de la corriente nacionalista relacionada con el Romanticismo.
Descripción
Granada (serenata)
Se trata de una serenata reposada y sensual en la que la mano izquierda presenta una rica melodía que constituye el tema principal. Un segundo tema, en modo menor, contrasta con su atmósfera melancólica y de misterio.
Cataluña (curranda)
El manuscrito, conservado en el Conservatorio de Madrid, aparece fechado el 24 de marzo de 1886. Es una corranda, danza que se baila en corro con las manos de las mujeres sobre los hombros de los varones.
Sevilla (sevillanas)
Compuesta y estrenada esta pieza en Madrid en 1886, utiliza en ella Albéniz una sevillana, con su estilizado garbo y sabor popular y aristocrático. Tiene un intermedio, en forma de copla, presentado por ambas manos al unísono.
Cádiz (canción)
Es una canción en la que escuchamos el rasgueo de la guitarra, encomendado a la mano izquierda, mientras que la derecha entona la canción en un diseño sencillo. La parte central, en modo menor, pone un punto de suave melancolía.
Asturias (leyenda)
Es acaso la más conocida de todas las piezas de esta Suite. Pese a su adscripción a la región cantábrica, evoca una soleá de sabor hondo y andaluz, con una copla de sabor también andaluz.
Aragón (fantasía)
Se recrea a modo de fantasía el ámbito de la jota aragonesa con su gran riqueza rítmica, que aparece a través de varios temas que desembocan en un final de espectacular virtuosismo.
Castilla (seguidillas)
Se trata de unas seguidillas, con su ritmo y su carácter que le son propios.
Cuba (nocturno)
El manuscrito de este capricho se guarda en el Conservatorio de Madrid. Refleja esta pieza la estancia del compositor en Cuba en 1875, aún adolescente. Es una pieza rica y contrastada en ritmos, de atmósfera evocadora y sensual.
Interpretación de una obra de Albéniz
Webgrafía
Trabajo realizado por:
Santiago Guerrero Vázquez
Cristian Fuarros Guerrero
2º Bachillerato A