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sábado, 12 de noviembre de 2011

Anorexia Sexual


La mayor parte de la población suele disfrutar del deseo sexual. Como en todas las necesidades o placeres humanos, hay quienes lo gozan más y hay quienes lo gozan menos.

También hay gente que cae en extremos, y por eso a veces encontramos gente obsesa, personas compulsivas sexuales. El compulsivo sexual es el que solamente piensa en sexo, casi vive solamente para él, piensa en él todo el día, utiliza a las personas como objetos sexuales. El compulsivo sexual llega a destruir su propia vida y sus relaciones afectivas por esta necesidad de sexo urgente constante. Solemos hablar de los compulsivos o adictos sexuales, también de quienes tienen poca o baja libido; incluso, sabemos que hay personas asexuadas, pero poco nos ocupamos de quienes padecen de anorexia sexual.

El otro extremo es el anoréxico sexual, el tema de este trabajo. No es a la persona con poco deseo sexual, ni a aquellos que han perdido el deseo en su relación de pareja por causas emocionales. El anoréxico sexual es quien rechaza y aborrece toda manifestación sexual de sí mismo. Se odia por ser sexual, odia el sexo, odia a cualquiera que se le acerque con alguna intención que él interprete como tal, y hace lo imposible por alejarse del sexo. No suele ser sencillo de identificar a quienes pueden padecer de este trastorno o "adicción".

Es importante aclarar que dicho trastorno no está definido ni figura en las clasificaciones psiquiátricas ni sexológicas con el nombre de Anorexia Sexual, por lo tanto la prevalencia informada corresponde en general a los Trastornos del Deseo, específicamente un subtipo, la aversión al sexo, que es un cuadro que padecen aproximadamente 4 de cada 10 mujeres y 3 de cada 10 hombres, según un informe de la Sociedad Médica Norteamericana.

El anoréxico sexual necesita ayuda, pues, al igual que el compulsivo, se pone en riesgo a sí mismo y daña las relaciones con sus seres queridos. Además, tampoco es feliz, pues vive obsesionado con evitar el sexo.


El anoréxico sexual ha sufrido abuso o rechazo sexual, real o imaginario, lo cual le ha hecho sentir temor hacia cualquier manifestación de la sexualidad. Se defienden de un nuevo abuso o rechazo negándose a sí mismos cualquier tipo de sensación o expresión sexual, por mínima que sea. Como defensa de ese ataque, real o imaginario, anulan cualquier posibilidad de expresión sexual. No intiman con otros ni consigo mismos. Son capaces, incluso, de lastimarse.

Por lo general, las personas afectadas tienen rasgos de personalidad similares a la anorexia nerviosa (trastorno de la alimentación): pensamiento perseverante, preocupaciones obsesivas, es muy rígido consigo mismo y es muy controlador, pobreza en la expresión emocional, tiende a exigir mucho de sí mismo y de los demás, cuerpo vedado a las experiencias placenteras o antecedentes de sobreprotección familiar, tiene miedo a no poder controlarlo, suelen tener una percepción distorsionada de su cuerpo, rechazan su figura así como las funciones o expresiones de su anatomía. Tiene pánico a sentir placer y llegan a ser capaces de cualquier cosa con tal de alejar a quien se les acerque con, según su interpretación, alguna intención afectuosa o de índole sexual.



Estas personas constantemente tienen terror al placer, y a cualquier tipo de contacto, pues aunque los demás no se acerquen con esas intenciones, ellos suelen malinterpretar las situaciones. Al igual que el anoréxico, la percepción de su cuerpo está distorsionada, y el anoréxico sexual desea borrar del mismo cualquier señal donde halla algo de sexualidad, tienden a un rechazo extremo a todas las funciones del cuerpo.

El anoréxico sexual suelen formar parte de familias poco afectuosas con patrones de adicciones o conductas destructivas y, por supuesto, han crecido en ambientes disfuncionales. Pueden, haber recibido una educación extremadamente rígida, controlada y de fácil influencia respecto a la moralidad sexual. Las familias saludables deberían enseñar a sus hijos la naturalidad de la sexualidad y no en vez de eso, asocian la vergüenza con lo sexual hasta que los y las niñas cuando crecen terminan por evitarla. Vivimos en una cultura que no apoya el desarrollo psicosexual y contribuye a dañar en ese sentido, porque lo propone como una amenaza, como un pecado.

Al no es fácil identificar a quien padece este problema, las personas que los rodean, solamente ven en ellos un comportamiento extraño, pero no comprenden la profundidad del problema, ni que necesiten ayuda. La anorexia sexual por sí sola, no acaba con la vida de la persona, pero sí puede llevarlo a su autodestrucción.

En el libro "Anorexia sexual: cómo vencer el odio a la propia sexualidad", Patrick Carnes presenta una guía de preguntas para reconocer qué relación podemos llegar a tener con la anorexia sexual. Como:
Pavor al placer sexual.

- Miedo consistente al contacto sexual.
- Vigilancia obsesiva a cuestiones sexuales.
- Evasión de algo relacionado con lo sexual.
- Preocupación de que otras personas sean sexuales.
- Distorsiones sobre la apariencia del propio cuerpo.
- Aversión extrema a las funciones corporales.
- Dudas obsesivas sobre la normalidad sexual.
- Juicios y actitudes rígidas acerca de la conducta sexual.
- Miedo y preocupación excesiva hacia enfermedades de transmisión sexual.
- Interés o inquietud obsesivos alrededor de supuestas intenciones sexuales de otros.
- Vergüenza y aversión relacionadas a la experiencia sexual.
- Desesperación relacionada al funcionamiento sexual.
- Evasión de la intimidad debido a miedos sexuales.
- Conducta autodestructiva que limite, pare o evite lo sexual.

Alguna persona q se haya   identificado con cinco o más puntos, podría estar padeciendo una anorexia sexual que puede ser tratada o corregida con ayuda profesional.

El miedo, la preocupación, la vergüenza y el aborrecimiento al sexo afectan a su vida de tal manera les impide la intimidad con otra persona y les lleva a conductas autodestructivas. El proceso de recuperación del anoréxico suele ser largo y doloroso, y complejo, pero no imposible, pues la persona debe cambiar su foco de atención, dejando de obsesionarse con su lado sexual y el de los demás y reconocer que la vida también implica otros aspectos, necesita dejar de rechazarse a sí misma, comenzar a aceptar y tomar contacto con su cuerpo, y reconocerse poco a poco como un ser sexual, mejorando así el concepto de sí mismo. Tiene que re-educar a su cuerpo para que reconozca sensaciones tiernas y afectuosas que no necesariamente son sexuales. Debe  perdonar a sus agresores, sean reales o fantaseados, que empiece a aproximarse a los otros; se integre y se permita el contacto más allá de lo sexual (caminar de la mano, abrazos, caricias, etc.), y luego, integrar la vida sexual al resto de los aspectos vitales.


Como sigue un patrón acorde a cualquier otra adicción, en muchos casos el tratamiento suele apoyarse en torno a los 12 pasos de Alcohólicos Anónimos. En definitiva, es clave el acompañamiento de alguien que sirva como guía o referente así como el apoyo incondicional de quienes hayan padecido el mismo trastorno.

No se debe confundir con las personas que son menos sexuales
Es importante distinguir estas personas de las que no son muy sexuales.




Hecho por: Isabel Riquelme 

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