En este último quiero rememorar los Juegos Olímpicos que se celebaron en Barcelona en el verano del 1992 (del 25 de julio al 9 de agosto). Para la ocasión se remodeló completamente el Estadio de Montjuic ( ahora Estadio Olímpico ) y se construyeron numerosos pabellones deportivos , el más emblemático de ellos el Palau Sant Jordi. La aspiración de Barcelona a ser sede olímpica data de 1.924 , primera ocasión en que presentó su candidatura para las Olimpiadas. 9.364 atletas, un total de 169 países participantes, tuvieron lugar en estos grandes juegos.
El 25 de julio de 1992 a las 22.20 h, y tras una ceremonia inaugural en la que participaron entre otros la soprano Montserrat Caballé, los tenores José Carreras, Plácido Domingo, y Alfredo Kraus y el grupo de teatro La Fura dels Baus, el rey Juan Carlos I declaraba inaugurados los Juegos. En el video que tenemos a continuación podemos ver la actuación en directo de Monserrat Caballé y Fredy Mercuri:
Tras ello hizo entrada en el estadio olímpico portando la antorcha el piragüista Herminio Menéndez, quien la cedió a Juan Antonio San Epifanio que sería último relevista de la misma. Epi procedió al encendido de una flecha que fue lanzada por el arquero paralímpico Antonio Rebollo con la que se encendió el pebetero, este suceso cautivó a todo el mundo:
La ceremonia inaugural, recordada aún, se realizó en el estadio Lluis Companys, presentaba la escena de Hércules en la mitología, donde este separaba los continentes de Europa y África creando el mar Mediterráneo.
La leyenda de Hércules, héroe de héroes, es la de la aventura humana. Bajo la protección del sol, fuente de vida, Hércules inicia un viaje para conocer los límites del mundo: es la primera carrera olímpica, que parte de Oriente hacia Occidente. Vencedor de la competición, el héroe fija los límites entre el cielo y la tierra, entre el bien y el mal. Surge un manantial que se convertirá en el mar olímpico, el mar Mediterráneo, mar de la civilización. Protegidos por el espíritu de Hércules, los hombres comienzan su aventura adentrándose en el mar. Van en una nave, armados con la inteligencia, el coraje y la cultura. Pero les acechan todos los peligros. Un laberinto de dudas les desorienta y los monstruos del hambre, la enfermedad y la guerra les atacan. La batalla es terrible. Vencedores de las fuerzas del mal, los hombres cruzan el mar, repitiendo la hazaña de Hércules. Celebran su alegría fundando una ciudad. La leyenda dice que esta ciudad es Barcelona. Es una leyenda para todas las ciudades de la tierra. La música es Ryuichi Sakamoto y la puesta en escena de La Fura Dels Baus.
Podemos ver en este video parte de ese acto inagurativo:
Con respecto a los países participantes, Con la desaparición de la Unión Soviética 12 de las repúblicas que la formaban acuden a los Juegos formando el Equipo Unificado. Por otra parte Letonia, Estonia y Lituania lo hacen por separado. Con la ruptura de Yugoslavia se produce el debut de Croacia, Eslovenia y Bosnia-Herzegovina. No se permite a los restantes atletas participar con la bandera yugoslava y lo hacen al amparo de la bandera olímpica como Participantes Olímpicos Independientes. La Sudáfrica de Mandela fue recibida de nuevo en la escena internacional y Alemania compitió como un país unificado luego de la caída del muro de Berlín en 1989.
Podemos destacar grandes momentos dentro de estos juegos olímpicos.
Por primera vez ningún país boicoteó las Olimpiadas.
En baloncesto se admite por primera vez la participación de jugadores de la NBA, gracias a lo cual se formó el Dream Team de Estados Unidos formado, entre otros, a Magic Johnson, Michael Jordan, Larry Bird y Charles Barkley. Ganaron la medalla de oro derrotando en la final a Croacia.
En natación, la húngara Krisztina Egerszegi se convierte en la reina de los Juegos al ganar medallas de oro en los 100 m y 200 m espalda y 400 m cuatro estilos. Por otra parte la española, Martín López Zubero ganó los 200 m espalda, siendo la primera medalla de oro en la historia de la natación española.
Lyudmila Rogacheva, del Equipo Unificado, en la final de los 1.500m femeninos, llevaba una amplia ventaja pero doscientos metros antes de la meta Hassiba Boulmerka, de Argelia, la superó y terminó primera.
El español Fermín Cacho Ruiz no era uno de los favoritos en los 1500 m, sin embargo, en la final se corrió a un ritmo relativamente suave y Cacho aprovechó esta circunstancia para llevarse la victoria delante de un público que gritaba su nombre al unísono.
En la última vuelta de la final de los 10.000 m Derartu Tulu, de Etiopía, tomó la delantera y no la abandonó hasta llegar a la meta. Con ello se convirtió en la primera atleta negra de África en ganar una medalla olímpica. En segundo lugar llegó Elana Meyer, atleta blanca de Sudáfrica. Juntas hicieron un recorrido de la victoria simbolizando la esperanza de una nueva África.
El estadounidense Kevin Young batió el récord del mundo de los 400 metros vallas con un registro de 46,78 s, convirtiéndose en el primer hombre en romper la barrera de los 47 segundos.
La estadounidense Gail Devers se repuso de una grave enfermedad que la había dejado en una silla de ruedas durante más de dos años y ganó la carrera de los 100 m lisos.
Cuba, ausente en los dos últimas ediciones de los Juegos, ganó catorce medallas de oro, siete de ellas en boxeo. En peso ligero, el estadounidense Óscar de la Hoya ganó la final y más adelante se convertiría en campeón del mundo profesional.
En gimnasia, el atleta estrella fue Vitaly Scherbo, del Equipo Unificado, quien ganó seis medallas de oro.
Los juegos Barcelona '92, fueron declarados como "los mejores juegos juegos olímpicos de la historia", por el mismo Juan Antonio Samaranch, presidente del Comité Olímpico Internacional en aquella época.
El éxito total, en el que los juegos transcurrieron, significaron un hito en la historia de la ciudad, presentándola al mundo aun mas y posicionándola en un lugar de privilegio entre las ciudades de España.
Bibliografía:
http://www.aguaron.net/BARCELONA92/bcn92.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Juegos_Ol%C3%ADmpicos_de_Barcelona_1992
http://www.manuelhuerga.com/barcelona92/
http://www.notinat.com.es/VerNoticia.asp?id=1812
http://www.todo-olimpiadas.com/Barcelona_1992_deportes+olimpicos.htm
Trabajo realizado por: Victor Mantaras Davila 2º Bach A
miércoles, 30 de noviembre de 2011
Barcelona Olímpica en el 1992.
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martes, 29 de noviembre de 2011
ISABEL REY- Soprano
La soprano valenciana Isabel Rey, dedicada en cuerpo y alma a su vocación, el canto, la música y el teatro, ha sido internacionalmente reconocida por su exquisita técnica vocal y su refinada sensibilidad como intérprete: es una de las pocas artistas hispanas que ha tenido el honor de colaborar en el Festival de Salzburgo y su carrera se distingue por una trayectoria que la ha llevado a debutar en las capitales más importantes del circuito operístico. (Viena, Múnich, Hamburgo, Berlín, Zúrich, Londres, Edimburgo, Madrid, Barcelona, Valencia, París, Los Ángeles, Washington, Estocolmo, Atenas, Nueva York, Bruselas, Moscú, Tokio, Roma, Venecia o Ámsterdam).
Staatsoper de Viena |
Palacio de Garnier (París) |
Dueña de un amplio repertorio que abarca desde Monteverdi a Stravinsky, esta camaleónica cantante ha interpretado en dos décadas más de 55 óperas diferentes entre las que destacan Le nozze di Figaro, Lucia di Lammermoor, King Arthur, Così fan tutte, Alcina, Die Fledermaus, Die Zauberflöte, Rigoletto, Les Pêcheurs de Perles, Carmen, Don Pasquale, L'elisir d'amore, Idomeneo, Don Giovanni, Falstaff, Der Rosenkavalier, La Bohème, La Fille du régiment, Dialogues des carmelites, Pelléas et Mélisande y The Rake's Progress siempre bajo la batuta de grandes directores como Harnoncourt, Noseda, Santi, López Cobos, Welser-Möst, Koopman, Frühbeck de Burgos, Plasson, Viotti, Fischer, Marriner, Lombard, Zedda, Hager, Corboz, Christie, Minkowski, Biondi, Luisi o Maazel.
Recientemente, ha incorporado papeles tan atractivos como los de Margherite de Faust, Antonia de Les contes d'Hoffmann y Amelia de Simon Boccanegra. Isabel Rey posee una amplia videografía en la que aparece interpretando algunos de sus más grandes éxitos junto a intérpretes de la talla de Juan Diego Flórez, José Carreras o Leo Nucci. Es colaboradora habitual de la Fundación José Carreras para la lucha contra la leucemia y patrona de la Fundación Clarós contra la sordera profunda.
BIOGRAFIA
Isabel rey comienza su formación musical a los seis años junto a Pepe Doménech Part, pasando a formar parte, dos años más tarde, del grupo Pequeños Cantores de Valencia. En el Conservatorio de su ciudad natal inicia los estudios de canto con Ana Luisa Chova, finalizándolos con el Premio Extraordinario de fin de Carrera. Amplía su formación con Tatiana Menotti y Juan Oncina, además de trabajar en clases magistrales con Alfredo Kraus, Montserrat Caballé, Renata Scotto e Ileana Cotrubas.
1988- Master Class-Caballe-
Tras ganar el Concurso Internacional de Canto de Bilbao –entre otras competiciones-, Isabel Rey debutó en el papel titular de La Sonnambula (Bellini) en 1987, comenzando una carrera que la ha consolidado como una de las intérpretes más importantes de su generación. Su debut internacional llega en 1988 con Les contes d’Hoffmann en la Ópera de Lieja (Bélgica), con cuya compañía realiza una gira por Rusia. Al año siguiente sube por primera vez al escenario de la Konzerthaus de Viena , ciudad en la cual participa en la ópera del genio de Salzburgo Ascanio in Alba.
Es entonces cuando se presenta en el Teatro de La Zarzuela de Madrid con Idomeneo (Ilia) para regresar de inmediato a Viena con el oratorio Saul de Händel.
En 1991, ficha como solista de la Opernhaus de Zúrich, compañía a la que sigue siendo fiel desde entonces y en la que ha debutado la mayoría de su repertorio, siempre alternando por todo el mundo su faceta de cantante de ópera con numerosos recitales, conciertos y oratorios.
Su Susanna de Le nozze di Figaro (Mozart) en la Ópera de Amsterdam de 1993, bajo la dirección de Nikolaus Harnoncourt, le mereció una gran acogida en los medios de comunicación destacándola como una de las “jóvenes estrellas de la escena operística internacional” abriéndole las puertas de los principales teatros de Europa.
En el mismo año debuta en el Festival de Ópera Alfredo Kraus de Las Palmas de Gran Canaria (su ciudad de residencia) con L’elisir d’amore, junto a Roberto Alagna y Carlos Álvarez, certamen con el que colabora habitualmente en títulos como Les contes d’Hoffmann (Olympia y Antonia), Don Pasquale, Falstaff, Die Zauberflöte, Les pêcheurs de perles, Idomeneo o The Rake’s Progress.
Una nueva producción de Le Nozze di Figaro en la Ópera de Lausanne y un nuevo debut, el de Marie de La Fille du régiment, ocupan parte de su año 1995, finalizándolo con dos conciertos en el Auditorio Nacional de Madrid con la Novena Sinfonía de Beethoven y con un Concierto de Navidad en Viena y otro de Fin de Año en Alemania junto a José Carreras.
En 1996 Isabel Rey protagonizó nuevas producciones de Le nozze di Figaro e Il matrimonio segreto; inaugurando el Festival de Salzburgo con el oratorio Jephta de Händel. Ese mismo año debuta en el Concertgebouw de Amsterdam junto a Ton Koopman; le siguen sus primeras representaciones de Don Pasquale, Così fan tutte, Il Mondo della luna (Haydn), Der Schauspieldirektor y Alcina, además de ofrecer un recital de canciones españolas en la Opéra de Lausanne y una Gala en Hamburgo junto a Agnes Baltsa y José Carreras.
Comienza 1998 con sus debuts en el Teatro Real de Madrid y en la Staatsoper de Viena, en ambos coliseos admirando con su inigualable Susanna. Ese año vuelve a Las Palmas y tras dos Requiem de Mozart en Lausanne, ofrece su primera Lucia di Lammermoor junto al ya mítico Alfredo Kraus. Después de interpretar Le Roi David y Armida en el Festival de Graz, canta la Cuarta Sinfonía de Mahler con la Sinfónica de Galicia y Víctor Pablo Pérez. Ese mismo año participa dos veces en el Festival de Salzburgo, con Il Martirio di San Lorenzo y con el Exsultate, Jubilate, antes de encarnar triunfalmente a Musetta en el Teatro Real y a Ilia en A Coruña.
En 1999 estrena en Viena, en la Wiener Festwohen, Adele del Fledermaus, antes de regresar a su paradigmática Susanna en el Festival Mozart de A Coruña. Al año siguiente incorpora el papel de Sophie de Der Rosenkavalier y Leïla de Les pêcheurs de perles. Regresa a Bilbao con Idomeneo, ofrece un concierto junto a Carreras y a Jaime Aragall en el Festival Castell de Peralada, regresa con Le nozze di Figaro a la Staatsoper de Viena y despide el año con tres conciertos de Navidad con la Filarmónica de Gran Canaria.
El rol de Donna Anna lo canta por primera vez en Zúrich en el año 2001. Con Rigoletto vuelve al Teatro Real, debuta La Finta Giardiniera en la Opéra de Nice, canta Così fan tutte en Vicenza y participa en el Festival de Edimburgo acompañada de Andras Schiff, además de cantar Die Schöpfung bajo la batuta de Josep Pons.
En 2002 es Pamina en Die Zauberflöte, debuta el papel de Micaëla de Carmen, participa en una nueva producción de Il ritorno d’Ulisse in patria y realiza una gira de recitales por Japón. Al año siguiente obtiene uno de los mayores éxitos de su carrera con Il trionfo del tempo e il disinganno, de Händel, ofrece un recital en Las Palmas con la Sociedad Filarmónica, otro en Londres, canta Les Indes Galantes de Rameau, debuta en Montecarlo con Don Pasquale, vuelve a Japón con varios recitales y termina el año con dos galas en el Teatro Real. En 2004 amplía su repertorio con cuatro nuevos roles: Tigrane de Radamisto (Händel), Blanche de Dialogues des carmélites (Poulenc), Melisande de Pelléas et Mélisande (Debussy) y King Arthur (Purcell), este último en el Festival de Salzburgo.
Interesada especialmente en el mundo de la enseñanza y en el de la divulgación, Isabel Rey realiza en 2005 su primera clase magistral en el Conservatorio de Las Palmas y en los Cursos Internacionales de Zumaia, además de debutar The Rake’s Progress y de ofrecer una tercera gira de conciertos en Japón.
En las últimas temporadas ha cantado en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona y en el Palau de les Arts Reina Sofía de Valencia; ha debutado el papel de Rosina de La Finta Semplice en el Teather an der Wien dirigida por Fabio Luisi, Le Cid de Massenet, Königskinder de Humperdinck en Zúrich, Semele de Händel (junto a Cecilia Bartoli) además de triunfar en ese mismo escenario con su primera Amelia (Simon Boccanegra).
Durante la temporada 2011-2012, la soprano valenciana retomará papeles que son ya clásicos en su repertorio como Norina o Micaela, a los que unirá su debut en el personaje de la esclava Liú de la ópera de Turandot.
Una vez finalizada su intervención en la ponencia del congreso Lo que la voz revela: la voz humana más allá de la fonética impartida en la Universidad Menéndez Pelayo (Santander), en la cual la soprano Isabel Rey colaboró con la Dra. Filipa Lá, la cantante española se prepara para el comienzo de su temporada operística 2011-12 que tendrá lugar en su Valencia natal con una gala de zarzuela en el Teatro Principal inaugurandol a primera edición del Festival Zar de la capital del Turia. A continuación la artista volverá a la Ópera de Zurich para alternar papeles ya clásicos en su repertorio como hemos citado anteriormente.
A su imparable carrera en el ámbito operístico (en las siete lenguas que domina), se une la de Liederista, disciplina que la ha llevado a participar en las temporadas más prestigiosas de Europa dedicadas a este género.Su interés por la poesía se ha cristalizado en la edición de un libro con textos suyos, algunos de los cuales han sido convertidos en ciclos de canciones por los compositores Antoni Parera y Antón García Abril.
Además de la citada Semele, en su extensa videografía destacan los DVDs de Don Giovanni (Donna Anna), Las Bodas de Fígaro (Susana), Il ritorno d’Ulisse in patria (Minerva), King Arthur, La Finta Giardiniera (todas dirigidas por Nikolaus Harnoncourt), Pelléas et Mélisande con Franz Welser-Möst o Don Pasquale, junto a Juan Diego Flórez y bajo la batuta de Nello Santi, además de diversas grabaciones discográficas, como un recital junto al guitarrista Ichiro Suzuki, otro titulado Canciones para la Navidad con Alejandro Zabala al piano y The passion of Spain, con romanzas y dúos de zarzuelas junto a José Carreras.
LA FACETA MÁS CERCANA DE ISABEL REY
Isabel Rey escribe un blog personal en el cual según ella pretende llevar a la mayor cantidad de gente posible la realidad de un cantante de ópera : como viven , cuánto y cuando estudian y que significan las restricciones que ponen a sus vidas para poder actuar al 100% .
Rutinas antes de la función. Vida de cantante
El ritual de un cantante ante la función del día es muy variado; hay que levantarse tarde, o al menos intentarlo, pasar el día lo más tranquilo posible y comer tarde y muy bien: hidratos, proteínas, vegetales, fruta...
Durante muchos años comí exclusivamente pasta blanca con queso parmesano y aceite de oliva virgen. Pero realmente afronto mejor la función si hago una comida completa. Muchos colegas comen un poco más temprano y duermen siesta, yo solo lo hago así si he pasado muy mala noche y me he despertado temprano. Lo que si procuro es hablar poco, en unas horas le voy a pedir un esfuerzo notable a mis cuerdas, así que un poco de cariño no les sentará mal.
Cuando llega la hora de ir al teatro, escojo un conjunto bonito y me arreglo un poco. Muchas veces hay sorpresas después de la función: alguna cena con un sponsor, una visita que no esperabas, una invitación del teatro... ir bien vestido al teatro para mi es algo imprescindible, forma parte de la profesión. Hay quien llega dos horas y media antes al teatro y se canta y re-canta toda la ópera sin descanso varias veces en el camerino hasta casi su salida a escena. Hay quien a punto de salir, se echa a correr y a subir y bajar todas las escaleras que encuentra mientras aprovecha para dar el "In bocca al lupo" a todos los colegas. Hay quien llega al teatro con el tiempo justo para maquillarse y salir, sin duda vienen vocalizados de casa. Hay quien, sabiendo que entra en el minuto 20 de la segunda parte, llega al teatro bien entrado ya el primer acto. Hay quien se lía a hacer abdominales antes de salir...en fin, todos hacemos nuestras cosas.
Yo llego siempre una hora y media antes al teatro, sea cual sea la hora a la que sale mi personaje a escena, pues me inquieta estar en casa cuando la función ya ha empezado. Lo primero que hago es ponerme mi kimono de maquillaje, abrir la partitura y ponerla sobre el piano, y la tercera cosa que hago es maquillarme. El maquillaje me relaja muchísimo, demasiado incluso. Si cantara antes de maquillarme, esa relajación me obligaría a empezar todo de cero de nuevo: ¡a veces me llego a dormir!
Tras el maquillaje, aproximadamente una hora antes de la función, empiezo a repasar las frases más cómodas y poco a poco voy buscando las de más dificultad. Luego vuelvo al inicio del rol y paso en detalle la primera escena que voy a cantar.
Media hora antes de la función me visto, aunque si el vestuario tiene corsé, me lo pongo una hora antes de empezar, para trabajar las frases ya con las "apreturas" y habituarme a la "movilidad" del traje. Si es una ópera con dificultades escénicas (por escenografía complicada, por traje gigantesco o muy pesado o por movimientos difíciles para cantar) reservo diez minutos para ir al escenario y comprobar que las cosas están en su sitio o para practicar o recordar cualquier detalle.
Vuelvo al camerino y practico de nuevo las primeras frases, aquello de "el que empieza bien empieza dos veces" es la pura verdad.
¡Aviso de inicio! Repaso a la peluca, al maquillaje...y ¡a disfrutar! Por algún motivo que viene conmigo desde la cuna, no me pongo nerviosa antes de empezar, no hay "trac", ni susto, ni "¿qué hago aquí?", los que me conocen saben que es cierto y es muy práctico, sales con los cinco sentidos alerta naturalmente.
Siempre he procurado no tener más "muletas" de las necesarias a la hora de salir al escenario, ningún ritual-de-buena suerte; si por las cosas de la vida no pudiera tener a mano las cosas sin las que no puedo ponerme a cantar.... ¿que haría? No tomo caramelos, tuve una mala experiencia la primera vez que tomé uno al inicio de mi carrera y no los uso. No uso pastillas de perborato para tener la boca ensalivada... es una profesión perfecta para ello y entiendo perfectamente a quien los tiene, pero yo no tengo fetiches. Además ocupan espacio en la maleta y a mi siempre me falta espacio en la maleta para poner cosas...
En cuanto el personaje lo permite vuelvo al camerino y retomo mi partitura. Si ha habido errores o dudas musicales, las reviso automáticamente. Si ha habido una nota "tonta" la repaso igualmente, si ha habido algún pasaje con el que no estoy satisfecha, lo anoto para estudiarlo mañana.
Bebo coca-cola, es la bebida perfecta para mi en la función, eso si, con todo: gas, cafeína, azúcar....bien fría..., me repone muchísimo. Si no tengo otra pausa antes del intermedio, bajo a la cantina a buscar un bocadillo si no me he traído uno de casa y vuelvo al camerino a repasar las frases de la escena siguiente... me gusta repasar las cosas justo antes de salir, así las tengo más fresquitas. Se puede decir que canto la ópera mínimo dos veces: una en el camerino y otra con la orquesta.
En la pausa doy cuenta del bocadillo. Cuando era más jovencilla no lo necesitaba, los roles eran más ligeros y con la coca-cola tenía suficiente, pero con óperas como Masnadieri, Faust, Königskinder, Dialogues, Boccanegra.... ¡hay que reponer hidratos y proteínas!
La pausa SIEMPRE es demasiado corta. Visita al baño, retocar maquillaje y peluquería, cambiarse de vestuario, repasar la segunda parte, alguna visita que tengas.... ¡me causa más estrés la pausa que la función!
A veces el rol que cantas tiene muchos ratos muertos en el camerino; en esos casos ocupas el tiempo o bien quedándote en escena a ver a tus colegas, o en el camerino haciendo algo. Yo suelo quedarme en el camerino. No puedo leer, pues cuando leo me vuelvo sorda y no me entero si me llaman a escena, así que hago labores; punto de cruz, patchwork, o juego con los zombies y las plantas o con los angry birds. Cantar demasiado en el camerino tampoco es bueno, así que una vez repasado lo próximo a cantar en escena prefiero coser, da mucha paz y es creativo.
En algunos camerinos hay tentadores sofás o divanes o chaise-longes, ¡incluso camitas plegables! Yo los evito, proponen un relajo prematuro... las segundas partes en general son muy potentes y hay que estar en pleno uso de energía y a tope de motivación, un ratito tumbada le daría el mensaje incorrecto a mi cerebro.
Este es el motivo por el que los cantantes somos dormilones. Se supone que hemos de dar lo mejor de nuestra capacidad en las horas en las que ya ha oscurecido y el cuerpo y el cerebro se preparan para la noche bombardeando de Melatonina al cuerpo. Los biorritmos están en fase descendente. Así que hemos de desplazar la jornada unas cuantas horas para contrarrestar los efectos de nuestro reloj biológico.
Hemos pasado semanas ensayando por las mañanas, y terminando por las tardes precisamente a la hora a la que empieza la función. Y en 24 horas hay que darle la vuelta a la tortilla. Si además estás cantando una ópera mientras ensayas otra (algo muy común en los teatros de repertorio) la cosa se hace doblemente difícil; a ver, situarse: has terminado la función a media noche, atiendes a los posibles amigos que hayan venido a verte, cambiate, desmaquíllate, dúchate y firma algunos autógrafos, a veces hay cena tras la función, a veces no, así que al llegar a casa comes alguna cosilla... te acuestas y te habrás quedado dormido más o menos tarde y antes de que el cuerpo haya descansado lo necesario (y justo) debes ponerte el despertador para estar a tope en el ensayo de las 10.00 de la mañana siguiente.
Cantar y ensayar es un ejercicio agotador: es como correr. Es aeróbico, requiere una gran concentración que se debe repartir entre pensar cómo cantas y ponerte al servicio de tu director de escena y de tus colegas para avanzar en las escenas y hacer el mejor personaje posible. Es como un entrenamiento: cuanto mejor lo hagas, mejor será la función.
La vida del cantante de ópera es la de un atleta en todos los sentidos, en el físico y en el intelectual. ¡Claro que somos dormilones! ¡Qué remedio!
Gracias por vuestro tiempo, ¡saludos!. Isabel Rey.
En el mismo blog escribe las siguientes anécotas...
Anécdotas de ópera
En esto de la ópera nos pasan muchas cosas divertidas. La mayoría de las veces suceden en los ensayos, donde estamos casi siempre más relajados que en escena y donde a base de repetir las escenas para fijarlas o para montarlas, se dan situaciones muy graciosas....
Y en escena es donde más divertida es si se da el caso de que surja un imprevisto del tipo “el cantante no aparece y le toca salir”,o “ falta el espejo de tres metros por dos que debería estar apoyado en esta pared”,o “la cantante, que no domina el idioma en el que canta dice una palabra en vez de otra y el resultado es descacharrante”, etc
Asi que voy a abrir la sección anécdotas, porque en estos añitos de profesión me han ocurrido unas cuantas. Algunas tan buenas de no poder ni seguir cantando. La mayoría ponen a prueba tu ingenio y tu concentración. Cuando hay anécdotas, la función se vuelve gloriosa. A veces el público no se da cuenta, pero cuando lo hace….¡que dificil es seguir cantando!Pensaba seguir un orden cronológico, pero es imposible, son demasiadas y no tengo buena memoria para las fechas. Pero os voy a contar una de las mil que me han sucedido cantando Rigoletto.
A principios de los 90 estaba haciendo mi tercera producción de Rigoletto en Zurich. En la escena del rapto de Gilda la escenografía representaba un patio que tenía una escalera que subía a las habitaciones de la casa. Yo subía la escalera durante el Caro Nome y me iba adentro cerrando la puerta tras de mi. Al poco, entraba uno de mis raptores con los señores del coro, subía la escalera y tocaba a la puerta. Giovanna, la cuidadora, salía, recibía su segundo soborno y entraba. A partir de ahí la escena seguía del siguiente modo: yo salía creyendo que mi padre había vuelto y mirando hacia la escalera y no veía que mi asaltante se escondía a mi izquierda, pegado a la pared que estaba en sombras. Al darle la espalda, él me ponía un pañuelo en la boca y me empujaba haciéndome bajar las escaleras, donde esperaba un fornido señor del coro que me cargaba a la espalda y se me llevaba a toda prisa. Esta escena hay que hacerla en el tiempo exacto que la música marca y es imprescindible estar fuera de la escena para cantar "Soccorso, padre mío". Y eso era lo que sucedía toodas las noches.
Pero hubo una....
Mi raptor llevaba una capa.
Y de la pared donde se ocultaba por un segundo colgaba una preciosa enredadera de plástico.
Yo salí, miré la escalera y sentí, como todas las noches, que una mano me tapaba la boca con un pañuelo. Para hacerlo más realista, sin que fuera una indicación que hubiera recibido del director de escena, yo me llevaba la mano a la boca para intentar zafarme de la suya y del pañuelo. De repente sentí que la mano de mi amigo Martin Zysset, se retiraba y me dejaba a mi sola la labor de sujetarme el pañuelo para evitar que gritara. Extrañada, me volví y vi a mi raptor y amigo atrapado en la enredadera y luchando como un loco con ella para seguir con la escena. Pero no podía liberarse y la música seguía andando así que empecé a bajar la escalera yo sola, sujetándome el pañuelo en la boca y mirando con terror repetidamente hacia atrás como huyendo del espantoso ataque de la enredadera de plástico, como si huyera del miedo que me daba el tipo y su lucha con la planta. Mientras bajaba la escalera, veía al apuntador dándose golpes con el techo de la concha del ataque de risa que tenía.... Llegué a mi portador que me agarró y a carcajadas nos fuimos del escenario. Casi no pude cantar mi frase entre bastidores, y la anécdota es legendaria en el teatro.
¡¡Ah! ¡¡Por supuesto, la enredadera no volvió a aparecer nunca más en aquella pared!!
Bueno, os dejo con ganas para que volváis a por más.
La bohème. |
Isabel Rey.
"Anécdotas de Ópera¡Qué terrible pasar una escena entera en un saco!"
¡¡Hola a tod@s!!
A petición, voy a contar otra anécdota ocurrida en Rigoletto en la producción que hacíamos en la decada de los 90 en Zürich. En una ocasión en que cantaba con Juan Pons (gran amigo y gran artista), pasé uno de los momentos más desagradables que recuerdo dentro del inevitable saco de Sparafucile. En aquella producción, aún tenían la deferencia de hacer una pausa entre el segundo y tercer actos. Recuerdo que era una función donde hacía más calor del normal, pues yo, que nunca sudo, aquel día hube de ser retocada de peluquería y maquillaje varias veces.
Se abre el telón, y salimos de la barca, primero Juan que me daba la mano y luego yo. Cantamos la primera escena y el famoso cuarteto y despues, Gilda sale de escena. En general, en este punto, todas las Gildas se cambian de ropa, se ponen el traje de hombre que siempre nos queda pintiparado y se ofrecen al sacrificio un poco más tarde.
En esta producción, Gilda no se cambiaba, puesto que no tiene ninguna intención de partir hacia Verona como le ordena su padre, ¿para qué vestirse de hombre?. Como digo, no había ese cambio de vestuario histérico habitual . Aqui solo había necesidad de la peluquera pues la peluca, con tanto sudar se me había despegado. Entre bambalinas, Gisela, la peluquera, me volvió a sujetar con horquillas (horquillones diría yo) la peluca y me la volvió a encolar. Hasta aqui, nada del otro mundo, ni siquiera te da tiempo de ir al camerino o de ir al baño a menos que tengas la suerte de que haya uno en ese lado del escenario; como mucho un trago de coca-cola si alguien se acuerda de traértela o la has pedido tu.
Despues de tantos años de usar pelucas, a mi me gusta llevarlas bien apretaditas, agarradas con buenos ganchos y bien encoladas. Es la única manera para mi, de sentir como si no la llevara. Si tengo que estar pendiente de que se soltó, se movió, esta floja o lo que sea relacionado con ella, mi personaje se resiente y mi concentración se va a cosas mundanas. Asi que ya os imaginais qué bien me recolocaron la peluca teniendo en cuenta que me iban a zarandear, apuñalar, meterme en un saco, arrastrarme por el suelo.....lo clásico.
Mi Sparafucile aquel dia era un tio fuertote, no recuerdo su nombre, pero era muy, muy alto y fuerte.
Volví a entrar y canté el trio, toqué a la puerta, abrieron, entré y a la vista del público me clavaron un cuchillo retráctil me dejé caer y me dejaron sobre una arpillera extendida en el suelo que luego echaron sobre mi y cerraron con un velcro que la recorria de arriba a bajo. Lo que se dice un saco talla única. El mejor en el que he estado.
Me arrastraron hasta la posición correcta y ahí me quedé el resto de la escena de la tormenta y la entrada de Rigoletto. Cuando tocó a la puerta, se desarrolló el dialogo habitual.
Aquí la orquesta ataca una nota muy larga, tan larga como sea necesario para sacar el saco y dejarlo en el suelo. Me empezó a arrastrar Sparafucile hasta la posición convenida, pero a mitad de camino se le escapó el saco de las manos. El saco se cogía por la parte de la cabeza, me arrastraban de espaldas al público aprovechando la pendiente del escenario, luego se daba una vuelta y me dejaban con la cabeza hacia arriba y los pies cerca del foso, casi en perpendicular al foso. Asi, al salir del saco e incorporarme, mi cabeza miraba directamente al maestro Santi.
Como digo, a Sparafucile se le escapó el saco de las manos. Consciente de que lo que tenia entre manos era mi cabeza, actuó con rapidez y lo recogió en el aire antes de que llegara a tocar el suelo bruscamente. Gracias a eso me libré de partirme el cráneo contra el piso. (O partir el piso con el cráneo....)
De lo que no me libré puesto que la Gilda en esa producción no lleva el pelo metido en ningun gorro de caballero fué de que al retomar el saco de cualquier manera y con cierta violencia, agarró tambien el pelo arrancándome de cuajo una peluca recién colocada apenas media hora antes. Saltó todo: ganchos, ganchitos, cola.... y por supuesto se me saltaron las lágrimas. ¡Cómo me dolió! Mientras ellos discutían sobre la conveniencia de tirarme al rio o no, yo lloraba a mares dentro del saco sin poderme llevar las manos a la cabeza. Pasada la primera reacción, conseguí serenarme, pues en nada iba a tener que salir del saco y cantar el gran dúo final.
Me picaban los ojos...me dolía la cabeza.... y Juan abrió el saco.
Tenía toda la pintura corrida, los ojos llorosos y churretes negros pintando mis mejillas y la peluca casi arrancada de cuajo. Me colgaba de un lado. Con sus inmensas manos, Juan intentaba taparme la cabeza para que no se viera el estropicio, pero cantar con una cosa colgando del lado izquierdo que se balanceaba todo el tiempo no era cómodo, asi que estiré la mano y me la quité, y la tiré a un lado. Me quedé con mi pelo, entonces largo enrollado en los típicos caracolillos y con la cinta que me ponen para sujetar los ganchos de la peluca a la cabeza.
Cantamos el dúo y por primera vez me morí de gusto de haber terminado por fin.
Las excusas del pobre Sparafucile llegaron en varios idiomas, y cuando me vi el careto en el espejo del camerino, me eché a reír... y es que ¡tenia la cara casi negra! En aquella época te pintaban como una puerta.
Y así es como pasé un rato bien amargo dentro de un saco, donde por otro lado, se respira mal, hace calor y se oye mal a la orquesta.
¡Besos a tod@s y hasta muy pronto!
Isabel Rey.
Isabel Rey es una de las artistas más maravillosas que se puedan encontrar en los escenarios de ópera hoy en día. Ella vive cada personaje como si fuera su segunda piel, y el insinuante metal de su timbre refleja cada palabra del texto dando siempre en el blanco. Vocalmente, no sólo transmite sobrecogimiento, angustia o desesperanza, sino que también es capaz de elevarse hasta la alegría más desenfrenada.
BIBLIOGRAFÍA
Alba Ríos Moguer. 2ºbach. B
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Música
jueves, 24 de noviembre de 2011
Buque escuela Juan Sebastián Elcano
El buque escuela Juan Sebastián de Elcano es un bergantín-goleta de la Armada Española. Posee cuatro mástiles llamados Blanca, Almansa, Asturias y Nautilus , nombres de cuatro buques escuela que lo precedieron. Recibe el nombre por el explorador español Juan Sebastián Elcano.
-Juan Sebastián Elcano, también nació en Guetaria en el año 1476 y murió navegando por el océano Pacífico el 4 de agosto de 1526 fue un marinero que participó en la primera vuelta al mundo, quedando al frente de dicha expedición tras la muerte de Fernando de Magallanes- .
El barco lleva también el escudo de armas de Elcano, que fue otorgado a la familia por el emperador Carlos I tras la vuelta al mundo de Elcano.
Construcción
El casco fue diseñado por la compañía Echevarrieta y Larrinaga de Cádiz, siendo el ingeniero que lo diseñó el bilbaíno y director del astillero entre 1921 y 1931 Juan Antonio Aldecoa y Arias.
El mascarón de proa y otras tallas del barco fueron creados por el escultor bilbaíno Federico Sáenz Venturini.
Para el diseño de las velas se eligió al proyectista inglés Nicholson. Su primer velamen era de lino y se encargó a la fábrica Ratsey Isapthone de Gosport, una de las importantes firmas inglesas de aquel momento. Las velas de respeto fueron realizadas por la casa Echarne de Gijón. Antes de su entrega, el buque contaba con un motor diésel auxiliar de 800 caballos. El precio de coste del barco ascendió en aquella época a 8.189.532,28 pesetas.
La embarcación cuenta con dos purificadores de agua y un depósito de gasóleo de 265.000 litros que alimenta sus motores de propulsión y sus generadores eléctricos. Con una capacidad de carga de 600 toneladas (puede estar en alta mar durante más de veinte días sin tener que ir a puerto a abastecerse).
Partes
El barco tiene cuatro zonas principales:alcázar, castillo, combes y toldilla.
El palo mayor popel de nombre Asturias se encuentra en el alcázar, siendo en esta zona donde se celebran la mayor parte de los actos.
En la zona del castillo están situados un par de cañones de 47 mm que se usan para salvas en las celebraciones y es donde se realizan todas las maniobras para el anclaje. En esta zona, se encuentra el bauprés con el mascarón.
El palo mayor proel, que tiene el nombre de Almansa y el palo trinquete, llamado Blanca. Además allí está ubicada la cocina, enfermería, el quirófano, el puente de mando, las estaciones de radio y meteorología y los cuartos de derrota. Debajo están los comedores.
La caseta con el motor del timón, el palo mesana de nombre Nautilus, el acceso al alojamiento del comandante y los pescantes de las balleneras se encuentran en la toldilla.
Un poco de su larga historia
El Juan Sebastián de Elcano fue botado en Cádiz, España, el 5 de marzo de 1927, siendo su madrina Carmen Primo de Rivera, hija del dictador Miguel Primo de Rivera.
El primer nombre que recibió el proyecto de este barco fue «Minerva», diosa que aparece en el mascarón de proa, pero por un real decreto del 17 de abril de 1925 fue cambiado por el nombre que hoy tiene.
La primera travesía del barco fue de Cádiz a Málaga con el rey Alfonso XIII a bordo. En su primer viaje visitó los puertos de Cádiz y Málaga. Este viaje fue el ensayo general antes de efectuar su primera circunnavegación, recalando en Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife. Antes de llegar a Canarias permaneció 40 días en el Atlántico sin tocar puerto hasta el 6 de junio. El 4 de julio llegó a Pasajes en Guipúzcoa, donde recibió la bandera de combate de manos de la Infanta Beatriz de Borbón, hija del rey Alfonso XIII. Esta bandera fue obsequio de la Diputación Provincial de Guipúzcoa. Del 18 de abril al 15 de julio de 1928 se recorrieron 5.769 millas repartidas en 57 singladuras y dando una velocidad media de 4,2 nudos.
Una vez terminado este periodo de prueba, pasó a la Carraca para limpiar fondos y prepararse para su primer crucero de instrucción, que consistió en dar la vuelta al mundo en dirección opuesta a la que en su día hizo el ilustre navegante del que recibe su nombre, siendo su comandante el capitán de fragata Manuel de Mendívil, comenzando el 1 de agosto de 1928 y terminándolo el 29 de mayo de 1929. Cádiz, San Vicente, Montevideo, Buenos Aires, Ciudad del Cabo, Adelaida, Melbourne, Sídney, Suva, San Francisco, Balboa, La Habana, Nueva York y Cádiz.
Algunos de los guardiamarinas que embarcaron en él a lo largo de su historia están: el Rey Juan Carlos I, que realizó su XXX crucero de instrucción en 1958 y el del Príncipe Felipe de Borbón, que hizo su LVIII crucero de instrucción en el año 1987.
En 2010, durante su LXXXI crucero de instrucción, participó junto a otros diez buques escuela en la Velas Sudamérica 2010, que celebra el Bicentenario de la independencia, y está organizada por las Armadas de Chile y Argentina. Al finalizar su participación en la regata, participaría entre el 18 y el 19 de julio de 2010 en la exposición Un entorno marítimo seguro para el siglo XXI celebrada en Vigo junto a los buques Galicia, Méndez Núñez y Chilreu.
Alvaro Ramos López/2ºBachillerato
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