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lunes, 30 de abril de 2012

Sostenibilidad: hacia un nuevo modelo de sociedad.



 Índice:
  1. Reflexiones en Valdelagrana.
  2. La necesidad de alcanzar la sostenibilidad.
  3. Breve resumen del surgimiento de las políticas de sostenibilidad.
  4. Primera reflexión. 
  5. El parque metropolitano de los Toruños y pinar de la Algaida como ejemplo.
  6. Medidas adoptadas por el parque.
  7. Conclusiones y últimas reflexiones.

1.- Reflexiones en Valdelagrana:

Este es el último trabajo que presento para la asignatura y pretendo que sea una reflexión final sobre nuestra cultura y sobre todo lo aprendido durante estos dos años de bachiller en la rama de las ciencias; de este modo, pretendo hacer un trabajo de actualidad en el que aplique todos los conocimientos científicos adquiridos con el tiempo. 
Durante una estancia en Valdelagrana con mi padre, comentamos y reflexionamos sobre el desarrollismo que hemos tenido, con tanto ladrillo y cemento, sus influencias y resultados. Ese fue el punto de partida de mi trabajo, que se ha derivado en una ideología de sostenibilidad que está en boca de todos actualmente.
En las últimas décadas, el progreso económico y social de España ha sido muy notable. La economía se ha sustentado sobre dos pilares: la construcción y el turismo. De esta forma, las playas y los terrenos adyacentes se han llenado de urbanizaciones, chalets y múltiples edificaciones. Como se puede comprobar en esta imagen de la playa de Valdelagrana, invadida por las urbanizaciones, a lo lejos.


Imagen tomada desde un mirador del parque metropolitano.


El valor del cemento y del ladrillo, y la elevación de los precios del metro cuadrado de edificación, nos han hecho perder el norte. Hemos sustentado nuestra cultura y nuestra economía sobre valores "falsos" que, además de destruir nuestro entorno paisajístico y sus ecosistemas, nos han llevado a una tremenda crisis económica, con un gran crecimiento de la deuda del Estado y de la ciudadanía, cuyas repercusiones sociales estamos empezando a comprobar diariamente.
Se plantea pues, la necesidad de un cambio de valores y de principios en nuestras vidas. Nuestra sociedad debe empezar a apreciar elementos de "sostenibilidad", que nos permitan un crecimiento más racional y coherente con nosotros mismos, y más armónico con nuestro entorno. 


Sin la preservación de los recursos naturales que nos rodean, la sociedad actual difícilmente va a ofrecer posibilidades de futuro a las generaciones venideras. Digo esto porque en España, y en la Bahía de Cádiz en concreto, parece como si no hubiera un proyecto de futuro distinto a lo ya conocido: cemento, ladrillo, construcción y turismo de verano.
¿No hay otras alternativas?. Nuestra cultura consumista, de momento, no las ha planteado. Hasta ahora, acabado ya el desarrollismo constructivo, todo se sustenta en cómo vendrá el verano: si llegan muchos turistas a nuestras costas y hoteles o si los chiringuitos de playa tienen más o menos clientes. Creo que estas opciones no son alternativas de futuro, porque van a menos, son ya aburridas y poco atractivas, y además muy caras. Creo también que, cualquier posibilidad futura, pasa necesariamente por la búsqueda de alternativas sostenibles, por vender otros productos turísticos, de cultura urbana o rural, por potenciar nuestros valores naturales, tanto de costa como de sierra. En definitiva, por buscar alternativas que sean respetuosas con nuestro medio y originales.
En este sentido, planteo una opción distinta: enseñar otros valores, no de las playas y fiestas, sino de los parques naturales o de los entornos protegidos que se sitúan en nuestra provincia, como es el Parque Metropolitano de los Toruños y el Pinar de la Algaida.
Esta reflexión parte de la comparación entre Valdelagrana, quizás el ejemplo más típico del desarrollismo urbanístico de las últimas décadas en la Bahía de Cádiz, y su espacio más inmediato, el Parque de los Toruños. El primer caso debe ser el ejemplo de lo que no debemos buscar. El segundo es, sin duda, el modelo a conseguir. Frente a los edificios que rompen el paisaje, alteran el sistema de vientos y maltratan nuestra vista, contamos con la serenidad y belleza que trasmiten las dunas, la vegetación y la fauna del parque. ¡Qué espacios tan distintos a tan pocos metros!. ¡Qué éxito de visitantes de sus instalaciones, paseantes, ciclistas y enamorados de la naturaleza frente al desierto que es el “cementerio” de Valdelagrana!. Sí, cementerio, porque si en un lado de la costa tenemos vida y naturaleza, al otro lado, hacia El Puerto, lo que vemos es muerte: ladrillo con cemento. Esta comparación, me lleva a reflexionar sobre la idea de sostenibilidad, muy de moda en los últimos años.    



2.- La necesidad de alcanzar la sostenibilidad:

El término "sostenibilidad" tiene varios significados interrelacionados entre sí. En principio, la Real Academia de la Lengua Española, lo define como "cualidad de sostenible". Si preguntamos a este mismo diccionario sobre el significado de "sostenible" nos explica que es "todo proceso que puede mantenerse por sí mismo". Es decir, debe ser equilibrado (entre necesidades o consumo y disponibilidad de recursos) y perdurar en el tiempo, pues debe desarrollarse sin mermar los recursos existentes, pensando siempre en su renovación natural.
Hasta aquí hemos definido el concepto, pero tenemos que presentar también sus múltiples dimensiones. Normalmente cuando hablamos de sostenibilidad, asociamos la palabra a la conservación de la naturaleza o de los recursos naturales en todo lo referente a su equilibrio y mantenimiento futuro, pero el término es mucho más amplio, pues en realidad estamos hablando de toda una filosofía de vida, de principios y valores muy distintos a los que hasta hace poco perduraban en todo el mundo desarrollado, desarrollista y capitalista.
La sostenibilidad se fundamenta en varios elementos, asociados a la permanencia del hombre en un absoluto equilibrio con el medio natural que le rodea.
La sostenibilidad afecta a toda nuestra organización económica, social y ambiental. Con parámetros de espacio y tiempo, se enfoca desde todo el planeta hasta una población concreta (refiriéndonos al espacio), afectando también a sectores económicos, bienes y servicios, ocupaciones, estilos de vida... En resumen se puede esquematizar del siguiente modo:





3.- Breve resumen del surgimiento de las políticas de sostenibilidad:

La aplicación de los principios de sostenibilidad arranca del Club de Roma (1968) y se plasma en el informe que emite esta entidad bajo el título “Los límites del crecimiento”, elaborado a petición de este organismo por el Instituto Tecnológico de Massachusetts. De este embrión de personalidades y científicos, preocupados por el futuro del planeta, la problemática pasa a Naciones Unidas, quién a partir de la Conferencia de Estocolmo de 1972, inicia las ya famosas Cumbres de la Tierra, donde en sucesivos años se manifestará la preocupación por la problemática ambiental global. El culmen de estas iniciativas se muestra en 1982 con la aprobación de La Carta Mundial de la ONU para la Naturaleza, así como con la creación del Instituto de Recursos Mundiales (WRI) en Estados Unidos.
Desde principios de la década de 1980, auspiciados por la ONU, se inician distintas reuniones de la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo, creada en 1983 para establecer una agenda global para el cambio. De estas actuaciones, tal vez, el resultado más importante de todo el decenio, es el Informe Bruntland, en el que se formaliza por primera vez el concepto de "desarrollo sostenible". En la década de 1990, después de la segunda Cumbre de la Tierra, de Río de Janeiro, se aprueba el Convenio sobre la Diversidad Biológica y la Declaración de Principios Relativos a los Bosques.
A partir de entonces, se suceden las conferencias de las Ciudades Europeas Sostenibles: Aalborg (Dinamarca), Lisboa (Portugal), Hannover (Holanda), que dan nombres a las Cartas respectivas.
En este marco de lucha contra el cambio climático y de defensa de los valores planteados para la sostenibilidad, se aprueba en 1997 el Protocolo de Kyoto y el Protocolo de Johannnesburgo en 2002, donde se institucionaliza el concepto de Desarrollo Sostenible. A partir de 2005, con la entrada en vigor de la Agenda 21 de la Cultura y el Protocolo de Kyoto, de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, parece que se ralentiza el compromiso de algunos países para adoptar las medidas aprobadas. Aún así, a pesar de que la Cumbre de Bali (2007) relajó los compromisos de Kyoto, los principales países emisores y contaminantes del planeta (EE.UU Y China) se niegan a suscribir nuevos compromisos y a cumplir los firmados.
Hemos avanzado mucho en la definición de todos estos principios y filosofías, y su influencia en España ha sido muy variada y compleja. Con todo, se ha elaborado la Estrategia Española de Desarrollo Sostenible, la Ley 45/2007 de Desarrollo Sostenible del Medio Rural y la Ley de Economía Sostenible, aprobada por el Consejo de Ministros del 27 de Noviembre de 2009, buscando herramientas respetuosas con el medio ambiente y un entorno que favorezca el empleo de calidad, la igualdad de oportunidades y la cohesión social.





4.- Primera reflexión:

Al presente, la primera reflexión que debemos plantearnos, después de haber definido el término, y efectuada la debida contextualización y evolución del mismo, es:
¿Debemos pensar en valores de sostenibilidad, o por el contrario, podemos seguir articulando nuestra vida sobre el desarrollismo inmobiliario que hemos vivido en España? Es claro que hemos cometido muchos errores en nuestro país, de repercusiones económicas, posiblemente muy largas y penosas para la sociedad, por lo que veo necesario un cambio, pero no solo cambio económico, también mental, de toda la sociedad.
Hasta ahora, los economistas han teorizado nuestro progreso o crecimiento económico con criterios cuantitativos o numéricos como son el cálculo del Producto Nacional Bruto, PIB, Renta per cápita... es decir, se ha atendido exclusivamente a cuantificar, a medir, sin valorar los elementos cualitativos. Es evidente que la prosperidad se ha trasladado a la sociedad y se ha manifestado en numerosos logros del llamado "Estado del Bienestar", cuyas manifestaciones más claras, la sanidad y educación generales, ahora se discuten. Con el progreso económico basado en la construcción intensiva de nuestras costas y ciudades, así como en el turismo y en el consumo, este último fomentado por la existencia de crédito muy barato o a muy bajo coste, se ha descuidado el medio ambiente.
En la actualidad, en la costa gaditana, centrándonos ya en nuestro entorno más inmediato, nos encontramos con la siguiente situación económica y social: la mayor parte de nuestras playas están destruidas por el cemento, salvo raras excepciones, carecemos de tejido industrial y la sociedad se ve afectada por el paro y el miedo a la pérdida de las ayudas públicas.
Es obvio que este modelo de desarrollo no es sostenible, ni en términos económicos ni sociales, ni medioambientales, ni institucionales. Al problema de la inviabilidad de la economía, y a sus efectos sobre la sociedad, hay que sumarle las consecuencias de las desigualdades que vivimos: los pobres son los que más sufren la crisis económica, ecológica y climática.
Es por todo esto, por lo que se plantea el desarrollo sostenible como fundamento de la economía y de la sociedad. En este trabajo lo hemos enfocado en el entorno de la Bahía de Cádiz, pero es extensible a toda España.
Este desarrollo sostenible se basa en la revalorización de los valores naturales, en su respeto y en el crecimiento armónico, de lo que son buen ejemplo los parques naturales de la Bahía de Cádiz, resultando como objetivo principal, la visión del Parque Natural como un producto, potenciando sus valores ambientales, socioeconómicos y culturales, para influir en el cambio de comportamiento de la sociedad respecto a la conservación del medio.


5.- El Parque metropolitano de los Toruños y pinar de la Algaida como ejemplo:

El primer paso consiste en una ordenación del territorio científica y racional, que permita la asignación a cada espacio del uso más apropiado; en este caso, los terrenos del parque metropolitano de Los Toruños tienen múltiples utilidades y están protegidos por una legislación estricta, tanto a nivel nacional como europeo, como son el convenio Ramsar o la Red Natura 2000.
Dentro de la explotación sostenible del parque, distinguimos cinco grandes áreas:
  • Cultural.
  • Recreativa.   
  • Económica.
  • Social.
  • Ecológica.

A su vez, en de cada uno de estos cinco bloques, se pueden incluir otras muchas materias, que son objeto de análisis o revisión actual. Pero para no hacer demasiado pesado el trabajo, nos centraremos en los campos del esquema superior.
            
En el ámbito cultural, debemos considerar todos aquellos elementos que son parte del patrimonio histórico, cultural y etnológico, o que forman parte de los usos y tradiciones culturales de la Bahía de Cádiz, incluyendo también su idiosincrasia. La difusión de estos valores, así como su comercialización turística, deben formar parte de un programa de desarrollo sostenible, donde se venda este espacio y sus aportes culturales como un producto local más, como algo propio, nuestro, razón por la cual debemos cuidarlos.
            
Un segundo aporte del parque a la sostenibilidad de nuestro entorno viene determinado por el uso recreativo que hacemos de sus distintos espacios, pues se trata de un área pública, donde los turistas y ciudadanos podemos realizar distintas actividades de esparcimiento, que pueden ir desde paseos observando la naturaleza,


 hasta actividades deportivas –paseos en bicicleta, recorridos en barcos de vela-, sociales –parece que las instalaciones hosteleras del parque tiene un cierto atractivo para la celebración de bodas, comuniones y bautizos-, donde además se pueden ofrecer otros muchos servicios turísticos, vinculados tanto a la población de la Bahía como a todos los visitantes que recibimos en los hoteles del entorno.  






Una tercera perspectiva que presenta el parque en el plano de la sostenibilidad es su aprovechamiento económico, donde no sólo debemos considerar la explotación de sus recursos naturales –ya sean piscícolas, forestales o recolectivos- sino también los múltiples aprovechamientos que tienen estos recursos. Del mismo modo, el parque permite presentar un conjunto de bienes y servicios de una indiscutible repercusión económica en la población de la Bahía, no sólo por los ingresos que puedan generar, sino también por las necesidades laborales que se pueden cubrir. Así pues, el parque genera renta y empleo en nuestras poblaciones, razón por la que debería fomentarse más, incluyendo un programa de visitas y actividades que debería estar expuesto en todos los establecimientos turísticos y lugares públicos. 
Por añadido, esta oferta revaloriza la Bahía como destino turístico, aportándole además un elemento de “calidad turística”, pues se vende la protección del entorno y la apreciación del mismo por los visitantes como alternativa al turismo de sol y playas. Por último, también desde este plano económico, la existencia del parque elimina el proceso erosivo que se produciría en todo el espacio si no existiera, tal y como podemos comprobar en sus entornos del Río San Pedro y de Valdelagrana.            
En resumen, este parque representa un ejemplo de desarrollo sostenible, en el que se mezclan una economía viable y la naturaleza, que no son términos opuestos, sino complementarios y necesarios entre sí.

En cuarto lugar, dentro de un plano social, las actividades que se desarrollan en el parque son muy abundantes, abarcando desde un uso público recreativo, tanto deportivo (celebrándose maratones), como educativo (de concienciación ambiental, tanto de adultos como de escolares), junto con programas de integración social. Y fundamentalmente, representa un servicio y equipamiento público, que además de ordenar el territorio, nos aporta calidad ambiental, así como un conjunto de valores sociales vinculados a su existencia, que las generaciones futuras deben conocer y respetar.

            Por último, en quinto lugar (y en mi opinión el carácter de mayor importancia), el parque representa un valor ecológico, por cuanto permite la conservación y potenciación de los hábitats del Parque Natural de la Bahía de Cádiz. Posibilita de este modo, la conservación del paisaje, actuando como un auténtico sumidero de bioelementos, pues permite el mantenimiento y la regulación de los ciclos de vida: agua, carbono, nitrógeno, fósforo… regulando el microclima de la Bahía de Cádiz y principalmente posibilitando la defensa de la biodiversidad que a continuación  trataremos con mayor amplitud.

La biodiversidad se ha definido tradicionalmente como la variedad de especies y la abundancia de éstas en los ecosistemas.
En la Conferencia de Río de Janeiro de 1992, el concepto de biodiversidad se modificó, englobando tres aspectos:
  1. La cantidad y abundancia relativa de especies en la Tierra o diversidad de especies.
  2. La variedad genética dentro de las especies o diversidad genética
  3. Y la diversidad de ecosistemas en los que viven las especies o diversidad de ecosistemas.
 La biodiversidad es uno de los recursos más importantes e insustituibles del planeta para el ser humano. Hay que considerarla como reserva de materias primas para diversas industrias (papeleras, farmaceútica, etc.), de recursos alimenticios (caza, pesca, agricultura, ganadería, etc.), como fuente de energía (biomasa) y desempeña un papel muy importante en el funcionamiento sostenible de los ecosistemas (interviene en los ciclos de la materia y de la energía, regula el clima y la contaminación).


Por ello debemos impedir y frenar la pérdida actual de biodiversidad, ya que sin ella el ser humano desaparecería. Evitando la sobreexplotación, la destrucción y alteración de los ecosistemas, la fragmentación de los hábitats naturales por la construcción por ejemplo, y por último conservando las especies autóctonas de la zona, evitando la introducción de especies foráneas.

El parque integra una gran riqueza de especies, tanto en fauna como en flora, que pasamos a presentar más detenidamente.
     En relación con la tipología de flora y su aprovechamiento económico tradicional, que nos puede permitir conocer las posibilidades futuras de explotación, las principales especies son las que pasamos a detallar.


            Los tarajes, viven normalmente sobre suelos húmedos y algo salobres. De ahí que sea frecuente verlos en los márgenes de arroyos o cercanos a zonas encharcables; en definitiva, ligados al agua.
En la actualidad el taraje es usado en restauración de zonas húmedas; antiguamente con su corteza y ramas se hacían cocciones o cataplasmas, con las que se curaban diarreas y heridas, así como usos muy distintos, adaptándose a los cambios...


            La zarzaparrilla, es una planta de tipo enredadera, de ahí su nombre compuesto, zarza y parrilla, por presentar frutos en racimos como las parras. 
No es difícil encontrarla en lugares frescos, trepando por árboles o arbustos. En función del lugar en el que viven tienen las hojas de un color característico, que puede variar considerablemente. Florecen en otoño, llenando el entorno de un peculiar olor.
La zarzaparrilla históricamente ha tenido multitud de usos: comestibles, médicos, cosméticos, incluso mágicos...


            El acebuche, variedad silvestre del olivo, de la cual hablé en mi anterior trabajo, da unas olivas o acebuchinas, que son el alimento de numerosas aves.
Tradicionalmente se le han dado numerosos usos: sus hojas y ramillas como alimento para el ganado, cocciones como cicatrizantes y para el resfriado, etc.


            El labiérnago, cuyo nombre específico es “angustifolia”, cuenta con hojas estrechas y angostas. Pertenece a la familia del acebuche. 
Es un arbusto acompañante del monte mediterráneo, que busca para vivir los lugares más soleados y secos.
Sus flores son muy atrayentes para las abejas, ya que el néctar de las mismas les es muy apetecible. Lo mismo ocurre con sus hojas, muy consumidas por el ganado. Además de contribuir a la fabricación de la miel y alimentación del ganado, tradicionalmente se ha usado para combatir úlceras e inflamaciones.

El pino carrasco (pinus halepensis). El origen del nombre latino de todos los pinos hace referencia a la resina que producen. Además, este pino recibe su nombre común por ser una variedad muy resistente, que a veces adquiere formas retorcidas que recuerdan a una "carrasca" o encina.
Puede vivir en suelos muy pobres, incluso en zonas rocosas donde prácticamente cuelgan, desafiando a la gravedad. Por esto es una especie usada en restauraciones de zonas con suelos pobres, aunque puntualmente se planta en todo el territorio.
Es fácil de reconocer por sus piñas alargadas, que una vez secas, no caen al suelo, sino que siguen enganchadas a las ramillas.



El pino piñonero (pinus pinea), su nombre en latín proviene de la piña, de donde se sacan los piñones. Prefiere para vivir los suelos arenosos y los climas cálidos, como el que se disfruta aquí. 
Además de la producción de piñones, actualmente es muy usado en la fijación de dunas. En la antigüedad se le daban otros usos bien distintos como balsámico, expectorante, etc.
Aunque aquí tengan este aspecto globoso, los pinos piñoneros que viven en los bordes de acantilados, adquieren curiosas formas retorcidas, debido a los fuertes vientos que soportan.


Lentisco (Pistacia lentiscus), así llamaban los romanos al árbol de los pistachos. El lentisco, primo del pistachero, recibe su nombre por él.
Los frutos rojos con los que se adorna en otoño, llamados lentisquinas, indican que nos encontramos ante una planta femenina. La planta masculina posee unas discretas y diminutas flores rojas durante la primavera.
Es un vegetal con numerosos usos. La extracción de la resina aromática o almáciga es obtenida desde la antigüedad y posee multitud de aplicaciones. En el Magreb, de sus hojas, obtienen tinte negro para teñir lana. Y sus frutos, son alimento de herbívoros y pajarillos.


El palmito (Chamaerops humilis), derivado del griego, su nombre significa "pequeña palmera enana". Además de su tamaño, el palmito tiene otra característica que la hace muy especial, y es que es la única palmera que vive de forma natural en Europa.
Los tallos jóvenes, conocidos como palmitos, han sido muy cotizados por su buen sabor, y con sus hojas se han fabricado tradicionalmente escobas, cestas, sombreros, incluso se usaban para la construcción de tejados.


El espino negro (Rhamnus oleoides), deriva del griego y quiere decir "arbusto espinoso", y por el parecido de sus hojas al acebuche, recibe el subnombre de "oleoides". Es un arbusto que no llega a crecer demasiado, sus ramas terminan en espina, formando un entramado muy denso, prácticamente impenetrable.
Cuenta con una buena madera, por lo que tradicionalmente se ha usado para hacer carbón. El espino negro es muy común en nuestra región acompañando a este tipo de pinares.

Además de especies vegetales, el parque constituye un gran espacio natural que facilita el descanso y alimentación de las aves en sus procesos migratorios entre Europa y África. Es también el medio para la supervivencia diaria de muchas otras especies, desde las menos abundantes, hasta las más comunes, como conejos, gaviotas, zarapitos trinadores o patos silvestres, captados en el siguiente orden fotográfico :











6.- Medidas adoptadas por el Parque:
Para proteger, potenciar y difundir estas vertientes de sostenibilidad, se han desarrollado en los últimos años numerosas actuaciones, destacando las siguientes:

  •             Programas de Limpieza, Adecuación y Sensibilización sobre el Pinar de la Algaida. Organizado por la Oficina Verde de la Universidad de Cádiz.
  •          Programas de Control de la Flora Invasora en el Parque Metropolitano Marisma de Los Toruños y Pinar de La Algaida, organizado por la Oficina Verde de la Universidad de Cádiz.
  •               Campañas informativas de marisqueo ilegal, en colaboración con la Delegación Provincial de Medio Ambiente, el Parque Natural Bahía de Cádiz y el Excmo. Ayuntamiento de El Puerto de Santa María.
  •              Campañas de Voluntariado Ambiental Playa de Levante, en colaboración con la Universidad de Cádiz.
  •          Campañas de Voluntariado para la recuperación y restauración del Parque Metropolitano Marisma de Los Toruños y Pinar de La Algaida, organizado por la Consejería de Medio Ambiente.
  •           Presentación de la oferta ornitológica y de servicios del Parque Metropolitano en la British BirdWatchingFair de Rutland, Reino Unido (Feria Internacional de Turismo Ornitológico). 
  •          I Trofeo de Pesca Playa de Levante bajo la modalidad surfcasting, con Federación Andaluza de Pesca. 
  •          Celebración del I Día Mundial de Las Aves en el Parque Metropolitano. 



7.- Conclusiones y últimas reflexiones:
Aunque cualquier resumen es complicado, cabe que apuntemos las siguientes reflexiones sobre la sostenibilidad en la Bahía de Cádiz y el modo de fomentarla:

  1.    Ha habido y hay mucha retórica en el uso del término sostenibilidad.
  2.    La fuerza de los acontecimientos económicos y sus efectos sociales exigen, más que nunca, que pasemos de las palabras a las actuaciones..
  3.     No podemos desligar la reflexión económica sobre la Bahía de Cádiz del medio físico en el que vivimos y en el que hemos de desarrollar cualquier medida de sostenibilidad.
  4.     Para las personas que vivimos en la Bahía de Cádiz, las condiciones de habitabilidad y calidad de vida tienen que satisfacer nuestras expectativas. Complementariamente, debemos cambiar la interpretación del concepto “calidad de vida”, pues ya no se puede basar en la competitividad, en el poder, en la individualidad o en la cultura objeto, sino en otros criterios  distintos: la cooperación, la dependencia y la solidaridad.  
  5.     La calidad de vida de los ciudadanos es el reflejo de las expectativas sociales, pero si los propósitos de la sociedad siguen siendo los mismos que hemos planteado en el punto anterior, el logro de estas metas por parte de los gaditanos  y de sus instituciones, seguirán provocando una transformación en los ecosistemas de nuestro entorno y de toda la Tierra claramente insostenible.
  6.      Ya hay asociaciones en ·España que defienden esta ideología, que será la reinante en el futuro, más que nada, porque es la única que es viable 100%. Las empresas, que son los motores del cambio, ya que son las que controlan la producción, cada vez están más concienciadas, y surgen asociaciones que buscan la sostenibilidad como pilar del presente y del futuro, tal y como podemos comprobar en el siguiente video:


                       Pablo del Río Márquez - 2 Bachiller de Ciencias




Las fotografías son de producción propia, y parte de la información en relación al parque se ha obtenido durante la visita del mismo, a partir de folletos, carteles informativos dispuestos por el parque, etc.




WEBGRAFÍA:


 







BIBLIOGRAFÍA:


Pizarro Calles, Alonso; Carnero Iglesias, José Ignacio; Peña Sánchez, Julio; Vallejo Domínguez, Margarita; Ramos Fernández, Elisa; Martín Fernández-Gallardo, Concepción, Ciencias de la Tierra y Medioambientales, Edelvives, Madrid, 2009.

Mesegar, Teresa (coord), Biología y Geología, Anaya, Madrid, 2008. 

Rubio, Nicolás; Pulido, Carlos; Roiz, Juan Manuel, Ciencias para el Mundo Contemporáneo, Anaya, Madrid, 2009.




MANUEL DE FALLA

Un genio gaditano

Manuel de Falla a los 11 años
Manuel María de Falla Matheu nació en Cádiz el 23 de noviembre de 1876. La familia de su padre tenía ascendencia  valenciana; catalana la de su madre. Pero ambas familias estaban establecidas en Cádiz desde varias generaciones. En la casa de Falla había un cierto ambiente musical y la madre del compositor, María Jesús Matheu, fue su primera profesora, a la que siguieron Eloisa Galluzo, Alejandro Odero y Enrique Broca, quienes –según palabras de Falla- “me iniciaron en la armonía y en el contrapunto, que yo después continué por  mí solo, (…)”.

Salvador Viniegra, pintor historicista
y mecenas gaditano
El instinto musical de Falla se definió después de oír una serie de conciertos sinfónicos en el Museo de Cádiz. Uno de los primeros estímulos para sus ambiciones de compositor se lo proporcionaron los conciertos privados de música de cámara que se celebraban en casa de don Salvador Viniegra, en los que el joven Manuel participaba como pianista. Allí se ejecutaron los primeros ensayos de composición que jamás incluyo en sus catálogos.


Madrid fue el primer paso de la odisea artística de Falla, se perfeccionó en piano con José Tragó, y en solo en dos convocatorias revalidó su carrera con máximas calificaciones y premios.
José Tragó, catedrático de piano
y compositor madrileño

En la Velada de los Ángeles de Cádiz de agosto de 1901 el joven compositor quiso estar presente y en la caseta del Ayuntamiento deleito a los aficionados  con la interpretación de la famosa Castaquetti. No era el pianismo  la meta de Falla, sino la composición y en aquel entonces no había otro camino, si se quería ganar algún dinero, que la zarzuela. Cinco compuso don Manuel, dos de ellas con Amadeo Vives, llegando a estrenarse únicamente Los amores de la Inés en 1902 con mediana aceptación.

Felipe Pedrell encontró
inspiración en el flamenco

En este punto crucial de su camino encontró al hombre que había de ejercer una influencia decisiva sobre su carrera: Felipe Pedrell. Falla estudió con el maestro catalán, residente en Madrid, unos tres años y él mismo dice que al contacto con Pedrell debió la orientación definida de su porvenir de artista. A parte de lo que aprendiese  técnicamente, Falla salió fortificado en lo estético y con un claro concepto de los valores creativos contenidos en la música de España.


El maestro gaditano acude a la convocatoria de un concurso para premiar una ópera, hecha por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Sobre libreto de Carlos Fernández Shaw escribe La vida breve, de carácter andaluz, cuya acción se sitúa en Granada. El año 1905, la obra resulta premiada, al tiempo que su autor concurre, como pianista, a otro concurso, anunciado por la casa Ortiz y Cussó, que gana igualmente.
En 1907 consigue su propósito de marchar a París, para su formación por consejo de Joaquín Turina y Víctor Mirecki Larramat. Allí se relaciona con músicos  como Ravel, Debussy, Dukas, Albéniz, entre otros, que fueron una gran influencia en sus composiciones. Gracias a la tutela de estos tres últimos, perfecciona el autor de La vida breve su técnica orquestal y su mismo ideario estético. Esta obra será estrenada en Niza el 1 de abril de 1913 y en la Ópera Cómica de París el 30 diciembre del mismo año, con un gran éxito, sobre todo las dos “arias” de la Salud.

Debido a la ayuda que le brindó Albéniz, pudo terminar en París las Cuatro piezas españolas, estrenadas por Ricardo Viñes en 1908, que fueron editadas por Durand. Destacan el hábil uso de las armonías modales en “Asturias”, su poder evocativo en “Montañesa”, su fuerza rítmica y expresiva de “Andaluza”, que contrastan con la languidez balanceante de la “Cubana”.  


El mismo año inicia la composición de unas impresiones sinfónicas para piano y orquesta, Noches en los jardines de España, que en 1916 serían estrenadas en Madrid. Los tres “nocturnos” (“En el Generalife”, “Danza lejana” y “En los jardines de la Sierra de Córdoba”) tienen un carácter más evocativo que descriptivo, de escenas, recuerdos, emociones, pero cuyas sugestiones poéticas se sienten a través de las notas. 
Como consecuencia de la Guerra Mundial de 1914, Falla regresó a España. En enero del siguiente año, cantadas por la soprano Luisa Vela y acompañadas por el compositor, se estrenan en el Ateneo madrileño las Siete canciones populares españolas, que habían tenido su antecedente relativo en las Tres melodías sobre versos de Gautier, dadas en París por primera vez el año 1910, sin ser una copia literal de ellas, sino una transcripción de los elementos esenciales. 


El amor brujo compuesto en 1915 a petición de Pastora Imperio, es una serie de canciones y danzas que ilustraban la denominada inicialmente “gitanería”, fue escrita por Falla sobre argumento de Martínez Sierra, en poco tiempo y febrilmente. Después del estreno en el Teatro Lara de Madrid, la obra fue revisada, ampliada la plantilla orquestal, modificando algunos cantables y suprimiendo los “parlamentos”. En definitiva, se convirtió en el "ballet" que triunfara unido al nombre de Antonia Mercé “La Argentina”.
En El sombrero de tres picos, basado en el relato de Alarcón sobre un viejo romance popular, Falla pinta un aspecto enteramente diferente de la vida andaluza, dejando atrás el estilo fatalista, y utiliza ahora el humor vivo y sarcástico de los campesinos andaluces. Estrenado como “pantomima” en 1917, por indicación de Sergei Diaghilev se convierte en “ballet”, después de un trabajo de revisión bastante amplio.
En 1919 por encargo de Arthur Rubinstein, Falla comienza a escribir la Fantasía bética, composición para piano, en la que el autor busca un concepto más universal y estilizado del arte. 


Marcha de Madrid a Granada en 1920, donde realiza su última composición andalucista, una pequeña obra escrita para guitarra en ese mismo año, el Homenaje por la muerte de Claude Debussy, para guitarra, basada en La tarde en Granada del compositor francés.

Sobre el episodio de “Maese Pedro”, extraído de la segunda parte de El Quijote de la Mancha, termina de componer Falla su Retablo en 1922, ópera pequeña que según el autor debía  realizarse únicamente por títeres y acompañados  por un conjunto instrumental reducido y con los cantantes en el foso de la orquesta. Pretendía con ello empezar un estilo nuevo, cercano a las experiencias de Ravel y Stravinski. Desde esta obra, Falla comenzó a tener  como símbolo el sonido sobrio, cristalino, pulido, rítmico del clave.

El esfuerzo de Falla para expresar en su música la esencia espiritual de España, llega a su más profunda fase en el Concerto, para clave o piano, flauta, oboe, clarinete, violín y violonchelo, escrito para Wanda Landowska y estrenado en Barcelona en noviembre de 1926. Esta música, dura y agradable, austera y lirica, arcaica y moderna, en los quince minutos de duración de su tres movimientos posee magníficos efectos de sonoridad.

Para conmemorar el tricentenario de Luis de Góngora, animado por los poetas del 27, compone don Manuel el Soneto a Córdoba, para voz y arpa (o piano).  Esta obra se apoya en ricos acordes y arpegios, que le sirve para musicalizar el castellano de cualquier tiempo y estilo.

En 1927, el maestro gaditano inicia la composición de Atlántida, “cantata escénica” sobre el poema de Jacinto Verdaguer, adaptado por el compositor libremente, al que añade textos religiosos en latín y en castellano. Para Falla, el poema representaba, dado su profundo catolicismo, la extensión de la fe católica. Esta obra satisfacía en Falla su viejo deseo de escribir música religiosa y, aunque sufrirá largas interrupciones de vidas a la precaria salud del músico y la situación en España, ocupará casi enteramente su última etapa creativa.

Poco antes del estallido de la Guerra Civil, a la muerte de su maestro, Paul Dukas, en 1935, realiza el compositor otro homenaje para piano, que junto a laos dedicados a Debussy y Arbós (Fanfare), más la Pedrelliana, constituyen la “suite” Homenajes, última partitura sinfónica estrenada en vida de su autor. La primera audición tiene lugar en noviembre de 1939 en Buenos Aires, adonde se marchó, solo un mes antes, como invitado por la Institución Cultural Española para dirigir una serie de conciertos.

Este viaje, planeado más o menos largo, se convierte en su "última residencia", pues don Manuel permanece en Alta Gracia, provincia de Córdoba (Argentina) hasta el día de su muerte el 14 de noviembre de 1946. Sus restos fueron trasladados a España y enterrados en la catedral de su ciudad natal.

Ernesto Halffter, el más destacado
alumno del genio gaditano
Junto a su cuerpo, vuelven a nuestro país los manuscritos de Atlántida. El "Prólogo" estaba terminado, la primera parte planificada en su conjunto, terminada parcialmente y a falta de la orquestación del resto. La segunda quedó en un estado más confuso y la parte final, de contenido religioso en más de la mitad, quedó decidida en su forma general, compuesta en reducción, sin orquestar pero con muchas indicaciones instrumentales. La obra se estrena en forma de suite de concierto en Barcelona el año de 1961, terminada por Ernesto Halffter. Tras varias revisiones con el fin de alcanzar una mayor fidelidad a las intenciones de Falla, Halffter presenta en 1971 una nueva versión de Atlántida.

Además de las obras que ya he mencionado a lo largo de este trabajo, Falla escribió muchas más durante toda su carrera musical. Algunas de ellas son Oración de las madres que tienen a sus hijos en brazos (1914), Psyché (1924), Ave María (1932) y Balada de Mallorca, sobre un tema de Chopin (1933).

Bibliografía y webgrafía:
- UN SIGLO EN PAPEL 1901-2000 (tomo I) editado por el Diario de Cádiz

http://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_de_Falla


Trabajo realizado por Irene Serrano Pérez, 2º BACH A